Compré el billete de Barcelona a San Francisco con unos 6 meses de antelación a través de Level y con un precio de 235€ ida y vuelta, sin maleta facturada y sin comida o bebida durante el vuelo. Y el vuelo de Bilbao a Barcelona lo reservé con Vueling durante el Black Friday con un precio de 9,95€ por trayecto. Por lo tanto, el coste total de los vuelos ha sido de 255€ ida y vuelta de Bilbao a San Francisco.
Eso sí, al ser dos reservas distintas más vale ir con margen suficiente en las escalas, ya que una compañía no se hará cargo de cualquier retraso o incidencia en el vuelo de la otra compañía. A la ida tenía aproximadamente 3,5 horas de escala en Barcelona, y a la vuelta aprovecharía para quedarme un par de días en la ciudad condal, por lo que no debería haber ningún problema.
Día 1: De Bilbao a San Francisco #
El Retraso Inesperado #
Llegué al aeropuerto de Bilbao sobre las 8 de la mañana para coger el avión de Vueling a Barcelona a las 8:55h. Para los que no lo conozcan, el aeropuerto de Bilbao es muy pequeñito, los controles de seguridad suelen ser rápidos y la distancia a las puertas de embarque requiere menos de 5 minutos andando a paso normal.
20 minutos antes del embarque el avión aún no estaba en la puerta, pero llegó muy poco después. Pero cuando ya habían desembarcado los pasajeros del vuelo anterior y estábamos haciendo cola en la puerta de embarque, se informó que el vuelo se retrasaría media hora por causas técnicas. Y luego media hora más, y luego por tiempo indefinido...
Cuando nos acercábamos a las dos horas de retraso, yo ya veía mi viaje cancelado. Si no podía llegar a Barcelona, perdería mi billete a San Francisco sin ninguna compensación por ser reservas distintas. Ya me imaginaba viendo las opciones de indemnización del seguro de viaje o de la tarjeta de crédito con la que había pagado el viaje.
Pero lo peor de estas situaciones de espera y retrasos en los aeropuertos es siempre la falta de información a los pasajeros. No se nos indicó nada más que "cuestiones técnicas", y veíamos pasear alrededor del avión a un operario con una linterna. Vamos, que desde fuera no se veía un gran despliegue técnico para arreglar cualquier posible contingencia.
Afortunadamente, con unas dos horas y media de retraso nos dieron luz verde para embarcar y despegamos en uno de los embarques más rápidos que he visto en mi vida. El personal del vuelo nos indicó que durante el aterrizaje anterior les había alcanzado un rayo y que el retraso se había debido a un chequeo completo del funcionamiento del avión. ¿No se nos podía haber dado esa información durante la espera en tierra? Creo que la gente está mucho más abierta a entender retrasos cuando se le informa de los motivos o problemas del mismo.
A partir de aquí se alinearon los astros. El vuelo fue muy rápido, al llegar a Barcelona me dirigí directamente al control de pasaportes y afortunadamente no había nada de cola y me enviaron al control automático, donde pones el pasaporte en la máquina y una cámara te escanea la cara. En menos de 5 minutos ya estaba en la puerta de salida hacia San Francisco, con el embarque ya iniciado pero con tiempo suficiente para coger el avión.
Mi Experiencia Volando con Level #
Ya había volado con Level en mi anterior viaje a Boston. Tanto en aquel viaje como en este la experiencia ha sido muy similar a la de cualquier otra compañía. Los vuelos han sido relativamente puntuales y el trato del personal y la tripulación totalmente correcto.
La disposición de asientos del avión era 2-4-2. Tuve la opción de elegir asiento sin cargo extra y en ambos trayectos elegí ventana porque me resulta más cómodo para apoyarme y dormir unas horas durante el vuelo. El espacio entre asientos es escaso, pero en la línea de cualquier otra compañía.
La opción de menú a bordo hay que reservarla con anterioridad al viaje y cuesta 35€ por la cena y el desayuno. No tienes la opción de comprar el menú durante el trayecto (entiendo que los llevan contados) pero sí puedes elegir cualquier otra cosa de la carta. Personalmente, el precio del menú me parece desproporcionado. Creo que sale mucho más rentable elegir alguna opción tipo sándwich de la carta. Yo personalmente me llevé mi propia comida, así como una botella vacía para pasar el control de seguridad y que llené de agua en el baño antes de subir al avión.
Como en cualquier vuelo transoceánico, los asientos disponen de pantalla individual con una colección bastante decente de películas, capítulos de series, música, juegos, etc. Había oído rumores de que estas opciones de visionado iban a ser de pago en Level. Al menos en las fechas de mi viaje todas las opciones de streaming eran totalmente gratuitas. No me ha tocado aún ninguna compañía que cobre por este servicio, pero nunca se sabe hacia dónde vamos a evolucionar.
San Francisco 12 Horas Después #
Llegamos a San Francisco con unos 40 minutos de retraso pero sin grandes incidencias. Según el parte meteorológico, continuaba la alerta por riesgo de inundación en la bahía y el aviso de fuertes lluvias.
El proceso de control de entrada al país fue el más rápido que he tenido nunca en Estados Unidos. Creo que no tardé ni 15 minutos. Prácticamente no había colas y el agente de inmigración fue tremendamente amable. Lo único que me preguntó es por qué me alojaba en Oakland para hacer turismo, pero al explicarle que era un Airbnb y que mis planes se centraban en San Francisco le pareció completamente normal. Nada que ver con las casi dos horas y media que me costó entrar en Nueva York el año pasado.
Ir al centro de la ciudad es muy sencillo. Simplemente seguir las señales que te llevan a los trenes y desde allí tomar el BART (tren de cercanías) que tiene varias paradas en el centro de San Francisco y continúa hasta Oakland, que era mi destino final.
Me compré una tarjeta Clipper para usar durante toda la semana. La tarjeta cuesta 3$, pero al pagar los viajes con ella tienes un descuento, con lo cual es fácil de amortizar. Por ejemplo, en el ferry a Sausalito el billete individual cuesta 13$, mientras que pagando con Clipper son 7$. Simplemente en ese trayecto ya habríamos amortizado de sobra el precio de la tarjeta.
Cuando llegué a la estación de MacArthur Park en Oakland la lluvia había cesado y estaba una noche bastante clara. Tenía unos 20 minutos andando hasta mi Airbnb o la opción de coger un autobús. Pero después de dos aviones y un tren me apetecía tomar un poco el aire. Así que decidí caminar... ¡Gran error! ¡Jajaja!
A medio camino tuve que sacar el paraguas de la mochila y aún así no había forma de resguardarse de la lluvia y el viento. Me encontré con mi anfitriona justo en la puerta de la casa, donde ella casualmente estaba descargando la compra del coche. Joyce resultó ser una mujer encantadora, aunque no tuve más trato con ella ya que mi habitación tenía una entrada propia por el patio trasero de la casa y sin acceso al resto de la vivienda.
Al margen de la ubicación, un poco alejada del centro, la habitación era excepcional. Pequeña, pero con baño propio, nevera, calefactor y un hervidor de agua. No se puede pedir más.
Mi plan era salir a cenar algo a una zona de bares a unos 10 minutos andando de mi alojamiento o a un gran centro comercial un poquito más al norte. Pero estaba lloviendo tanto, que no me apetecía nada volver a mojarme. Joyce me había dejado en la habitación una buena colección de tés, unas galletas, refrescos en la nevera y un bote de noodles para preparar con el agua caliente del hervidor. No parece una gran cena, pero después de 17 horas de viaje y la calada de agua me supo a gloria y me quedé rápido dormido con el ruido de la lluvia en el exterior.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
Esenciales Urbanos
A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.
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