Después de la excursión a Transilvania del día anterior, hoy tocaba dedicar el día a conocer la capital de Rumania. El 11 de noviembre de 2019 me desperté con la emoción de explorar Bucarest, y debo decir que la experiencia superó todas mis expectativas. A menudo pasada por alto en favor de destinos más populares, Bucarest es una ciudad que merece mucho más reconocimiento del que recibe.
Primera impresión #
Mi día comenzó en mi Airbnb cerca de Plaza Victoriei. Aunque estaba algo alejado del centro, decidí ir caminando para descubrir la ciudad. Este paseo de unos 25 minutos hasta el casco antiguo me permitió sumergirme en la atmósfera de Bucarest desde el primer momento.
A pesar de algunos grafitis que dan un toque un poco descuidado a ciertas áreas, Bucarest me cautivó inmediatamente con su mezcla única de arquitectura imperial y encanto acogedor. Las calles amplias, los edificios majestuosos y el ritmo de vida de sus habitantes me transmitieron una sensación de estar en una ciudad con un pasado glorioso y un futuro prometedor.
Un recorrido por la historia y la cultura #
Mi itinerario me llevó a través de algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad:
Ateneo Rumano #
Aunque solo pude admirar su exterior, el Ateneo Rumano me impresionó con su fachada neoclásica y su cúpula imponente. Este edificio, considerado el símbolo de la cultura rumana, destaca por su elegancia y su importancia histórica.
Biblioteca Central #
La Biblioteca Central Universitaria de Bucarest es otro ejemplo magnífico de la arquitectura de la ciudad. Su fachada ornamentada y su aire de templo del conocimiento me hicieron detenerme un buen rato para apreciar sus detalles.
Plaza Revolutiei #
Esta plaza, testigo de tantos eventos históricos, me transmitió una sensación de solemnidad. El Memorial del Renacimiento, dedicado a las víctimas de la revolución de 1989, añade un toque de reflexión al paseo.
Iglesia Kretzulescu #
Fue una grata sorpresa encontrar esta joya del arte brâncovenesc. Las pinturas de las bóvedas son realmente espectaculares, con colores vivos y escenas bíblicas detalladas que capturan la esencia del arte ortodoxo rumano.
Teatro Odeon #
Aunque solo pude ver su fachada, el Teatro Odeon me impresionó con su estilo art nouveau. Los detalles ornamentales y la elegancia de su diseño son un testimonio de la rica vida cultural de Bucarest.
Pasajul Englez y Pasajul Victoriei #
A pesar de que el Pasajul Englez estaba cerrado por obras, logré sacar algunas fotos muy interesantes de este pasaje histórico. Por otro lado, el Pasajul Victoriei con sus inconfundibles paraguas de colores fue una explosión de alegría visual. Este pasaje es sin duda uno de los lugares más fotogénicos de la ciudad.
El encanto del casco antiguo #
Callejear por el casco antiguo fue un verdadero placer. Las estrechas calles empedradas me llevaron a descubrir rincones encantadores y edificios históricos a cada paso. La Piața Universității, con su mezcla de estilos arquitectónicos, me ofreció una buena introducción a esta parte de la ciudad.
Librería Cărturești Carusel #
Esta librería es un auténtico paraíso para los amantes de los libros. Su interior, con varias plantas y una decoración exquisita, me dejó boquiabierto. Es sin duda uno de los espacios más hermosos que he visto dedicados a la lectura.
Iglesias de San Demetrio y San Antonio #
Estas dos iglesias me sorprendieron gratamente. La iglesia de San Demetrio, con su arquitectura tradicional rumana, y la de San Antonio, más modesta pero igualmente encantadora, son ejemplos perfectos de la riqueza religiosa y cultural de Bucarest.
Monumentos impresionantes #
Piața Unirii y Boulevard Unirii #
La Piața Unirii me impresionó por su tamaño y la fuente central. Desde allí, recorrí el Boulevard Unirii, que se supone que es una copia de los Campos Elíseos de París. Aunque la comparación puede parecer ambiciosa, el bulevar tiene sin duda su propia grandeza, con edificios imponentes a ambos lados.
Palacio del Parlamento #
La visita al Palacio del Parlamento fue, sin duda, uno de los puntos culminantes de mi día. Este edificio, el segundo más grande del mundo después del Pentágono, es simplemente abrumador. La anécdota de mi entrada merece mención especial:
Había leído que a veces puede llevar tiempo encontrar un horario libre para las visitas guiadas. Sin embargo, mi experiencia fue completamente diferente. Nada más acercarme a preguntar por los posibles horarios, escuché a alguien decir "spanish, spanish, start now". En menos de dos minutos, ya estaba comenzando mi visita. Esta eficiencia inesperada fue una grata sorpresa.
La visita en sí fue fascinante. El tamaño del edificio es difícil de comprender hasta que estás dentro. Los pasillos parecen interminables, las salas son enormes y la decoración es de un lujo casi excesivo. Mármol, cristal y madera tallada por todas partes. La guía nos explicó la historia del edificio, incluyendo algunas anécdotas sobre su construcción durante la era de Ceaușescu. Aunque la visita solo cubre una pequeña parte del palacio, es más que suficiente para apreciar la magnitud y el simbolismo de este monumento a la ambición arquitectónica.
La caída de la noche #
Después de la visita al Palacio del Parlamento, decidí seguir explorando la ciudad en la suave luz del atardecer. Fue entonces cuando me dirigí al Monasterio Stavropoleos, una joya escondida en el corazón del casco antiguo.
Monasterio Stavropoleos #
Este pequeño monasterio ortodoxo del siglo XVIII es una verdadera obra maestra de la arquitectura rumana. A pesar de su tamaño modesto, el Stavropoleos me impresionó con su belleza intrincada. Los frescos, tanto en el interior como en el exterior, son de una delicadeza y detalle asombrosos. El patio interior, con su tranquila atmósfera y sus columnas talladas, me pareció un oasis de paz en medio del bullicio de la ciudad. Visitar este monasterio al final del día, cuando los últimos rayos de sol iluminaban sus paredes, fue una experiencia verdaderamente mágica.
Conforme la noche caía sobre Bucarest, la ciudad cobraba una vida diferente. Los edificios históricos, iluminados artísticamente, creaban una atmósfera casi mágica. Las terrazas de los cafés y restaurantes del casco antiguo estaban llenas de gente, añadiendo un ambiente animado a las calles históricas. Este paseo nocturno, culminando con la visita al Monasterio Stavropoleos, fue el broche de oro perfecto para mi día en Bucarest.
Reflexiones finales #
Bucarest es una ciudad que sorprende gratamente. Su rica historia, visible en cada esquina, se mezcla con una energía moderna y vibrante. La arquitectura impresionante, que abarca desde lo medieval hasta lo contemporáneo, ofrece un viaje visual a través de los siglos.
La población local es acogedora y muchos hablan un buen inglés, algunos incluso algo de español, lo que facilita mucho la comunicación. Esta accesibilidad lingüística, combinada con la belleza de la ciudad y su rico patrimonio cultural, hacen de Bucarest un destino ideal para aquellos que buscan explorar joyas menos conocidas de Europa.
A pesar de algunos aspectos que podrían mejorarse, como los grafitis que dan un aspecto algo descuidado a ciertas zonas, la experiencia general es tremendamente positiva. Bucarest tiene el encanto de una ciudad que está redescubriéndose a sí misma, orgullosa de su pasado pero mirando hacia el futuro.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
Esenciales Urbanos
A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.
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