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República Dominicana

Junio 2002

República Dominicana

En junio de 2002, decidí probar un tipo de vacaciones que, hasta ese momento, no había experimentado: una semana en un resort todo incluido. El destino elegido fue el Hotel Bahía Príncipe en República Dominicana, famoso en aquella época por haber sido el escenario de la serie "Paraíso" de RTVE. Lo que parecía ser una escapada paradisíaca se convirtió en una experiencia que, aunque valiosa en términos de aprendizaje personal, no logró satisfacer mis expectativas como viajero.

Expectativas vs. Realidad #

La idea de unas vacaciones donde todo estuviera incluido sonaba tentadora. Imaginaba días de relax total, sin preocupaciones por buscar restaurantes o planificar actividades. Además, la conexión con la serie "Paraíso" añadía un toque de glamour y curiosidad a la elección del destino.

Al llegar al resort, las primeras impresiones fueron positivas. El complejo era impresionante, con amplias piscinas, playas de arena blanca y palmeras por doquier. El check-in fue rápido y eficiente, y nos recibieron con un cóctel de bienvenida. Todo parecía augurar unas vacaciones perfectas.

La rutina diaria en el resort #

Los primeros días transcurrieron en una agradable bruma de sol, arena y cócteles. La rutina típica consistía en despertar tarde, desayunar en el buffet del hotel, pasar la mañana en la playa o en la piscina, almorzar en alguno de los restaurantes temáticos, y repetir el ciclo playa-piscina por la tarde, culminando con cenas y entretenimiento nocturno.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, comencé a sentir una creciente sensación de monotonía. La falta de exploración, de contacto con la cultura local y de desafíos propios de viajar empezó a pesar. Me di cuenta de que echaba de menos la emoción de perderme en calles desconocidas, probar la comida local en pequeños restaurantes o charlar con los habitantes del lugar.

Desafíos sociales #

Para complicar las cosas, surgieron algunas tensiones con mis dos compañeros de viaje. Nuestros intereses y ritmos no siempre coincidían, lo que llevó a discusiones sobre cómo pasar el tiempo. Mientras uno prefería quedarse todo el día en la playa, otro quería participar en todas las actividades organizadas por el resort. Yo, por mi parte, anhelaba explorar más allá de los límites del complejo.

Estas desavenencias pusieron de manifiesto la importancia de elegir cuidadosamente a los compañeros de viaje, especialmente en un entorno tan cerrado como un resort todo incluido.

Reflexiones sobre el modelo "todo incluido" #

No puedo negar que el modelo todo incluido tiene sus ventajas. Para familias con niños, parejas buscando un escape romántico sin complicaciones, o simplemente para aquellos que desean unas vacaciones de puro relax, puede ser ideal. La comodidad de tener todo a mano y no tener que preocuparse por los gastos adicionales es innegable.

Sin embargo, para alguien como yo, que disfruta de la aventura, el descubrimiento y la inmersión cultural, este modelo resulta limitante. Me di cuenta de que prefiero la libertad de explorar, de cometer errores, de tener encuentros inesperados y de sentir que estoy realmente conociendo un lugar nuevo.

Lecciones aprendidas #

Esta experiencia me enseñó mucho sobre mí mismo como viajero. Comprendí que valoro más la autenticidad y la aventura que la comodidad y el lujo. Aprendí la importancia de salir de la zona de confort, incluso durante las vacaciones, para crecer y enriquecerme como persona.

Desde entonces, he orientado mis viajes hacia experiencias más independientes y culturalmente inmersivas. Aunque a veces impliquen más planificación y potenciales inconvenientes, encuentro que las recompensas en términos de crecimiento personal y recuerdos memorables son mucho mayores.

Conclusión #

Mi semana en el resort todo incluido en República Dominicana no fue un desastre total. Tuvo momentos agradables y me permitió descansar físicamente. Sin embargo, no logró satisfacer mi sed de aventura y descubrimiento.

Es importante reconocer que no existe un modelo de vacaciones que sea perfecto para todos. Mientras que para mí, esta experiencia me llevó a buscar otro tipo de viajes en el futuro, para muchos otros puede ser la opción ideal de descanso y disfrute.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.

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