Por fin llegó el día tan esperado. Con la ilusión a flor de piel, nos levantamos temprano para tomar nuestro vuelo de Norwegian en Bilbao. El viaje transcurrió con tranquilidad, y antes de darme cuenta, ya estábamos aterrizando en Barcelona.
Sin perder tiempo, nos dirigimos a la estación para tomar el tren a Sants y, de ahí, directo a Salou. Durante el trayecto, me dejé llevar por el cambiante paisaje que desfilaba por la ventanilla. Poco a poco, sentía cómo mi mente se iba adaptando al tan ansiado modo vacaciones, mientras la emoción crecía con cada kilómetro recorrido.
Al llegar a Salou, nos encaminamos hacia el Hostal Mostsant, donde nos esperaba una grata sorpresa. La habitación resultó ser un pequeño oasis de comodidad: acogedora, con una bonita terraza y hasta nevera incluida. Desde el primer momento, nos sentimos como en casa.
Tras deshacer las maletas y descansar un poco, salimos a hacer algunas compras al supermercado para abastecernos. Ya entrada la noche, decidimos dar un agradable paseo por Salou. El ambiente era tan acogedor que nos animó a explorar el paseo marítimo. De vuelta en el hostal, cenamos en la terraza de nuestra habitación, disfrutando de la agradable brisa nocturna y las vistas. Me fui a dormir con una sonrisa en los labios, anticipando las aventuras que nos aguardaban.
8 de septiembre: Aventuras en Ferrari Land y PortAventura #
Amanecimos rebosantes de energía, ansiosos por comenzar nuestro día de diversión. Una de las grandes ventajas de nuestro hostal era su cercanía a los parques, lo que nos permitió llegar a la entrada de Ferrari Land en un abrir y cerrar de ojos.
Ferrari Land: Emociones a toda velocidad #
Aunque Ferrari Land no es muy grande en extensión, lo que le falta en tamaño lo compensa con creces en intensidad. Las atracciones que más me impactaron fueron:
- Red Force: Esta montaña rusa es, sin duda, el plato fuerte del parque. La subida ya es toda una experiencia, con el corazón latiendo a mil por hora, pero la bajada... es algo que hay que vivir para creer. La mezcla de vértigo y emoción es simplemente indescriptible.
- Flying Dreams: Este simulador me transportó a un mundo de ensueño. Por unos minutos, me sentí como si realmente estuviera surcando los cielos en un universo Ferrari. La inmersión es tan lograda que cuesta creer que no estás realmente volando.
- Racing Legends: Otro simulador que me hizo sentir como un auténtico piloto de Fórmula 1. La sensación de estar en la parrilla de salida de un Gran Premio, con la adrenalina a tope, es algo que no olvidaré fácilmente.
PortAventura: Un mundo de diversión #
Después de un almuerzo rápido con los bocadillos que habíamos preparado (una excelente decisión dado lo elevado de los precios en el parque), nos adentramos en PortAventura. En comparación con Ferrari Land, este parque es un verdadero coloso. A pesar del tiempo limitado, logramos disfrutar de algunas de sus atracciones más emblemáticas:
- Shambhala: Esta montaña rusa es una auténtica maravilla de la ingeniería. Me contaron que las vistas desde lo alto son espectaculares, aunque confieso que cerré los ojos en cuanto comenzó el descenso. La mezcla de miedo y emoción fue increíble.
- Dragon Khan: A pesar de los años, este clásico sigue siendo una experiencia única. Sus ocho inversiones son un desafío para el cuerpo y la mente. Salí un poco mareado, es cierto, pero con una sonrisa de oreja a oreja.
- Furius Baco: La aceleración de salida de esta atracción es algo que hay que experimentar para creer. En cuestión de segundos, pasas de estar quieto a volar prácticamente. Una experiencia intensa que pone a prueba tus nervios.
El día concluyó con una mezcla de cansancio y euforia. De vuelta en el hostal, cenamos en nuestra acogedora terraza, reviviendo entre risas y anécdotas los momentos más emocionantes del día y planeando con entusiasmo nuestra siguiente jornada.
9 de septiembre: PortAventura a fondo #
Decidimos dedicar este día íntegramente a PortAventura, y fue una decisión acertada. El parque es tan vasto y variado que un solo día apenas araña la superficie de todo lo que ofrece. Esta vez, pudimos explorar las zonas temáticas con más calma y disfrutar de atracciones que nos habíamos perdido el día anterior:
- Tutuki Splash: Con el calor que hacía, esta atracción acuática fue un verdadero alivio. El chapuzón final, aunque te deja empapado, es una delicia refrescante que se agradece enormemente.
- Hurakan Condor: La espera fue considerable, pero cada minuto en la cola valió la pena. La caída es tan intensa que creo que dejé mi estómago en lo alto de la torre.
- El Diablo - Tren de la Mina: Tras tanta adrenalina, esta atracción más moderada fue un agradable cambio de ritmo. Perfecta para recuperar el aliento y disfrutar de un recorrido más relajado, aunque no exento de emoción.
Entre atracción y atracción, nos dimos tiempo para disfrutar de algunos de los espectáculos que ofrece el parque. El show de acrobacias acuáticas en la zona de China fue particularmente impresionante, con acróbatas que parecían desafiar la gravedad.
Al caer la noche, emprendimos el camino de vuelta al hostal. El cansancio se hacía notar en nuestros pasos, pero la satisfacción por un día bien aprovechado era aún mayor.
10 de septiembre: Salou, sol y playa #
Después de dos días de intensas emociones en los parques, decidimos bajar el ritmo y disfrutar de lo que Salou tiene para ofrecer. Comenzamos el día con un relajante paseo por la playa Llevant. La arena, fina y dorada, invitaba a caminar descalzo, mientras el mar, tranquilo y acogedor, nos tentaba con su azul cristalino.
Tras nuestro paseo matutino, nos propusimos explorar algunos de los lugares de interés de la ciudad:
- La Torre Vella: Este edificio histórico, que ha sido testigo de siglos de historia, ahora alberga exposiciones de arte contemporáneo. El contraste entre la arquitectura antigua y las obras modernas resulta fascinante.
- La Fuente Luminosa: Aunque de día no pudimos disfrutar del espectáculo de luces, su imponente estructura y el sonido del agua creaban una atmósfera muy agradable.
- El Parque Municipal: Este oasis verde en medio del bullicio urbano nos ofreció un remanso de paz. Aprovechamos para descansar un rato a la sombra de sus frondosos árboles, escuchando el canto de los pájaros.
La tarde la dedicamos por completo a la playa. Alternamos entre tomar el sol, refrescarnos con baños en el Mediterráneo y dar paseos por la orilla. Después de tanta actividad en los días anteriores, este tiempo de relax fue como un bálsamo para cuerpo y mente.
11 de septiembre: El regreso #
Amaneció nuestro último día en Salou, y con él, esa mezcla de nostalgia y satisfacción que siempre acompaña al final de unas buenas vacaciones. Decidimos aprovechar las últimas horas con un paseo matutino por la playa, intentando grabar en nuestra memoria cada detalle: el sonido de las olas, la textura de la arena, el olor a sal en el aire...
Con cierta reluctancia, volvimos al hostal para recoger nuestras maletas. El trayecto en tren de vuelta a Barcelona fue un momento de reflexión, repasando mentalmente todos los momentos vividos en estos intensos días.
Ya en el aeropuerto, con tiempo antes de nuestro vuelo vespertino de Norwegian, nos sentamos a tomar algo y a revisar las fotos del viaje en el móvil. Cada imagen traía consigo una avalancha de recuerdos y anécdotas, haciéndonos sonreír y, por momentos, desear que las vacaciones no terminaran.
El vuelo de regreso a Bilbao transcurrió sin incidentes, un final tranquilo para unas vacaciones llenas de emociones.
Reflexiones finales #
Este viaje ha sido una montaña rusa de experiencias, y no solo por las atracciones de PortAventura. La combinación de la adrenalina de los parques temáticos con la serenidad de las playas de Salou ha resultado ser la mezcla perfecta para unas vacaciones memorables.
PortAventura y Ferrari Land ofrecieron emociones fuertes para todos los gustos. Cada atracción, cada espectáculo, fue una aventura en sí misma. Aunque debo admitir que algunas de las atracciones más intensas ya no las disfruto tanto como antes (¡maldita sea el paso del tiempo!), la emoción y la diversión siguen intactas.
Salou, por su parte, fue una grata sorpresa. Sus playas de arena dorada y aguas cristalinas son un verdadero paraíso para los amantes del sol y el mar. El ambiente de la ciudad, con ese equilibrio perfecto entre animado y relajado, invita a pasear sin prisa, a disfrutar de la gastronomía local y a empaparse de la vida mediterránea.
No puedo dejar de mencionar el Hostal Mostsant, que resultó ser un acierto total. Su ubicación privilegiada, la comodidad de las habitaciones y ese toque acogedor que te hace sentir como en casa, contribuyeron en gran medida a que nuestra estancia fuera tan placentera. La terraza de nuestra habitación se convirtió en nuestro pequeño refugio, perfecto para disfrutar de cenas tranquilas bajo el cielo estrellado de Salou.
En resumen, estas vacaciones han sido una experiencia fantástica. La combinación de días llenos de acción en los parques con momentos de relax en la playa ha resultado ser la fórmula perfecta para desconectar y recargar energías. Sin duda, es una experiencia que me encantaría repetir en el futuro... aunque quizás la próxima vez me lo tome con un poco más de calma en las atracciones más intensas. Al fin y al cabo, ¡también hay que saber disfrutar de los placeres más tranquilos que ofrece un destino como Salou!
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
Esenciales Urbanos
A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.
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