Me desperté un poco ante del amanecer, ya que tenía trabajo pendiente. No era exactamente como había planeado comenzar nuestro sexto día en Essen, pero así son los viajes a veces, ¿verdad? Con un suspiro, me senté frente al ordenador para atender esos asuntos urgentes que no podían esperar al lunes.
Mientras terminaba de teclear mi pareja se levantó de la cama y me preguntó: "¿Qué planes tenemos para hoy?", anticipando que teníamos programada una visita especial como parte del Open House Essen.
Un pequeño contratiempo y un cambio de planes #
Fue entonces cuando revisé mi correo y recibí la noticia: no habíamos conseguido plaza para el tour en autobús guiado por un arquitecto, una de las actividades estrella del festival. Por un momento, sentí una punzada de decepción. Sin embargo, tras varios días explorando Essen, rápidamente nos dimos cuenta de que este pequeño contratiempo no era más que una oportunidad para improvisar. Después de todo, ¿no son esos momentos imprevistos los que a menudo se convierten en los recuerdos más preciados de un viaje?
Café con Natalia en Karlsplatz #
Con el trabajo terminado y nuestros planes originales descartados, decidimos comenzar el día con un café en el deinKult Café Essen, cerca de Karlsplatz. El aroma a granos recién molidos nos recibió al entrar, mezclándose con el bullicio de las conversaciones matutinas. Allí nos encontramos con Natalia, la organizadora de Open House Essen, que nos recibió con su habitual sonrisa.
Mientras saboreábamos nuestros cafés, Natalia nos habló de los eventos del día, sus ojos iluminándose al describir los talleres vespertinos. Acordamos reunirnos de nuevo al final del día para el cierre del festival, pero algo en el aire fresco que se colaba por la puerta del café nos susurraba que tal vez nuestro día tomaría un rumbo diferente.
Rumbo a Baldeneysee #
Y así fue. Con el sol en lo alto y una brisa suave acariciando nuestros rostros, decidimos seguir nuestro instinto. "¿Y si volvemos a Baldeneysee?", sugerí, recordando la belleza serena del lago que habíamos vislumbrado días atrás. La idea fue recibida con un entusiasta asentimiento.
Nuestro primer paso fue la estación central, un hervidero de actividad incluso en domingo. Entre el ir y venir de viajeros, compramos unos bocadillos y bebidas, imaginando ya un picnic a orillas del lago. Con nuestras provisiones aseguradas, nos subimos a un autobús con destino al barrio de Heisingen.
Una sorpresa festiva en Heisingen #
Lo que ocurrió a continuación fue uno de esos momentos mágicos que solo los viajes pueden ofrecer. Al bajar del autobús en Heisingen, nos encontramos con una escena inesperada. En una plaza cercana, un bullicio de actividad llamó nuestra atención. Camiones de bomberos y coches de policía llenaban el espacio, pero no era una emergencia; era una celebración.
"Feuer & Flamme FF Essen - Heisingen", rezaban los carteles. Los bomberos voluntarios locales habían organizado un día de puertas abiertas en esta plaza, y parecía que todo el barrio se había congregado allí. Niños con ojos brillantes de emoción corrían de un camión a otro, ancianos compartían historias en mesas improvisadas, y familias enteras disfrutaban de las demostraciones. Además habían instalado carpas con venta de comida y bebida y mesas y bancos para disfrutarlos.
No pudimos resistir la tentación de unirnos a la fiesta. Nos mezclamos con la multitud, sintiéndonos instantáneamente parte de esta comunidad local. Observamos boquiabiertos una exhibición de rescate conjunto donde policías, bomberos y paramédicos trabajaban en perfecta sincronía. El aroma a salchichas a la parrilla nos tentó, pero ya habíamos comprado nuestra comida, así que nos limitamos a compartir una bebida con los vecinos de Heisingen, todos reunidos en este espacio festivo.
Explorando las calles de Heisingen #
Después de disfrutar de la inesperada celebración, decidimos explorar más a fondo el barrio de Heisingen antes de dirigirnos al lago. Nuestros pasos nos llevaron por calles tranquilas y bien cuidadas, típicas de este encantador distrito residencial de Essen.
Heisingen, situado en la orilla sur del Baldeneysee, nos cautivó con su ambiente sereno y su arquitectura encantadora. Las casas, una mezcla de estilos tradicionales y modernos, estaban rodeadas de jardines bien mantenidos. El verde abundante de los árboles que bordeaban las calles creaba una atmósfera relajante, casi como si estuviéramos en un pueblo pequeño en lugar de en una parte de una gran ciudad.
Mientras caminábamos, notamos la presencia de pequeñas tiendas locales y cafés acogedores, aunque muchos estaban cerrados por ser domingo. Sin embargo, esto no disminuyó el encanto del lugar. De hecho, el silencio relativo nos permitió apreciar mejor los detalles arquitectónicos y el ritmo pausado de la vida en este rincón de Essen.
Lo que más nos llamó la atención fue cómo Heisingen parecía fusionar perfectamente la vida urbana con la naturaleza. A medida que nos acercábamos al Baldeneysee, podíamos sentir cómo el barrio se integraba armoniosamente con el entorno natural del lago. Las vistas ocasionales del agua entre las casas nos daban pistas de la belleza que nos esperaba.
Picnic junto al Baldeneysee #
Con el corazón lleno de la calidez de esta experiencia inesperada, continuamos nuestro camino hacia el Baldeneysee. El lago se extendía ante nosotros como un espejo, reflejando el cielo azul y las nubes blancas. Encontramos un banco perfecto frente al lago para nuestro picnic. Mientras disfrutábamos de nuestros bocadillos, una bandada de patos curiosos se acercó, esperando quizás algunas migajas. El suave chapoteo del agua y los ocasionales graznidos de los patos crearon una banda sonora relajante para nuestra comida al aire libre.
Paseo por la orilla del Baldeneysee #
Nuestro paseo nos llevó por la pintoresca orilla del lago. En el camino entre Heisingen y Hügel, descubrimos Seaside Beach Baldeneysee, una playa artificial de pago que parecía transportar un trozo de costa a esta ciudad interior. Aunque no entramos, fue fascinante ver cómo Essen ha creado este oasis playero junto al lago.
Más adelante, nos encontramos con una imponente estructura de hierro cerca de la orilla: los restos de Zeche Carl Funke. Esta enorme construcción metálica se alzaba como un centinela silencioso, un recordatorio del pasado industrial de la región que contrastaba dramáticamente con el entorno natural del lago. La yuxtaposición de esta reliquia industrial con la serenidad del Baldeneysee creaba una imagen casi poética de cómo el pasado y el presente de Essen coexisten en una armonía única.
Pausa en Hügel #
A medida que el sol comenzaba su descenso, llegamos a la zona de Hügel. El cansancio de un día bien aprovechado empezaba a hacerse notar, y la visión de una acogedora terraza fue irresistible. Nos sentamos a disfrutar de un helado, observando cómo las sombras se alargaban sobre el lago y las primeras luces de la tarde comenzaban a encenderse.
Descubriendo Werden: La joya escondida #
Con las energías renovadas y aún con luz del día por delante, decidimos continuar hacia Werden. Habíamos pasado por allí días atrás, pero algo nos decía que merecía una exploración más profunda. Y oh, cuánta razón teníamos.
Werden se reveló ante nosotros como un tesoro escondido, aunque con un aire tranquilo propio de un domingo por la tarde. Las calles empedradas, casi vacías, serpenteaban entre casas de entramado de madera que parecían sacadas de un cuento de hadas. La plaza del mercado, normalmente bulliciosa, estaba en calma, con la mayoría de sus cafés y tiendas cerrados. Sin embargo, esta quietud nos permitió apreciar aún más la belleza arquitectónica del lugar.
Nos perdimos por callejuelas que desembocaban en patios secretos y jardines escondidos, disfrutando de la paz y el silencio. La imponente Abadía de Werden se alzaba sobre el barrio, sus piedras contando silenciosamente más de mil años de historia. Cerca de allí, la zona universitaria, aunque tranquila en este día, dejaba entrever el aire juvenil y vibrante que debe tener durante la semana.
A pesar de que casi todo estaba cerrado, o quizás gracias a ello, pudimos sumergirnos completamente en la atmósfera medieval de Werden. La ausencia de bullicio nos permitió imaginar cómo debió ser este lugar siglos atrás, añadiendo un toque mágico a nuestra exploración.
Estábamos tan absortos en el encanto de Werden que perdimos la noción del tiempo. Cuando nos dimos cuenta, ya era demasiado tarde para volver a la clausura de Open House Essen. Sentimos una punzada de culpabilidad por no despedirnos de Natalia y el resto del grupo, pero el descubrimiento de este rincón mágico de Essen bien valía la pena.
Reflexiones finales y regreso #
Con la noche ya sobre nosotros, emprendimos el camino de vuelta. Un último paseo por el centro de Essen, ahora iluminado por las luces nocturnas, puso el broche final a un día lleno de sorpresas.
Mientras nos dirigíamos a nuestro Airbnb, reflexionamos sobre cómo un pequeño contratiempo nos había llevado a vivir uno de los días más memorables de nuestro viaje. Desde la calidez de la fiesta en Heisingen hasta la serenidad de Baldeneysee y el encanto medieval de Werden, Essen nos había vuelto a enseñar cómo los mejores momentos de un viaje son a menudo aquellos que no planeamos.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
Esenciales Urbanos
A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.
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