'Begpackers': Cuando viajar se convierte en mendigar
El controvertido fenómeno que desafía la ética del viaje responsable
En los últimos años, una nueva tendencia ha emergido en el mundo de los viajes, generando controversia y debate: los "begpackers". Este término, una combinación de "beg" (mendigar) y "backpackers" (mochileros), se refiere a viajeros, principalmente occidentales, que recorren países de bajo costo pidiendo dinero a los lugareños para financiar sus aventuras.
Lo que comenzó como casos aislados se ha convertido en un fenómeno visible, especialmente en países del sudeste asiático. Imágenes de jóvenes turistas con carteles pidiendo dinero en las calles de Bangkok, Bali o Kuala Lumpur han inundado las redes sociales, provocando reacciones que van desde la incredulidad hasta la indignación.
El atractivo engañoso del viaje "gratuito" #
Para algunos, la idea de viajar por el mundo sin preocuparse por el dinero puede parecer romántica, incluso revolucionaria. Evocan imágenes de libertad absoluta, desapego material y conexión con la humanidad. Los defensores de esta práctica argumentan que están promoviendo un estilo de vida alternativo, desafiando las normas sociales y creando conexiones genuinas con las personas que encuentran en su camino.
Sin embargo, esta visión idealizada choca frontalmente con la realidad económica y ética de los lugares que visitan.
La realidad detrás de la práctica #
El fenómeno de los "begpackers" plantea varias cuestiones éticas y prácticas:
- Explotación económica: Muchos de estos viajeros piden dinero en países donde el ingreso promedio es significativamente menor que en sus países de origen. Esto crea una dinámica de explotación donde los locales, que a menudo luchan por llegar a fin de mes, terminan subsidiando las vacaciones de turistas relativamente privilegiados.
- Impacto en las comunidades locales: En muchos países, especialmente en Asia, la mendicidad es un problema social serio. Los "begpackers" no solo trivializan este problema, sino que también pueden desviar recursos de aquellos que realmente los necesitan.
- Cuestiones legales: Muchos países tienen leyes estrictas contra la mendicidad o prohíben a los turistas trabajar sin los permisos adecuados. Los "begpackers" a menudo operan en una zona gris legal, arriesgándose a multas o deportación.
- Percepción del turismo: Esta práctica puede dañar la reputación de los viajeros en general, creando tensiones entre los locales y los turistas.
La responsabilidad del viajero #
Viajar es, sin duda, una de las experiencias más enriquecedoras que podemos tener. Nos abre la mente, nos expone a nuevas culturas y nos ayuda a crecer como individuos. Sin embargo, es crucial entender que viajar es un privilegio, no un derecho, y conlleva responsabilidades.
Como viajeros, tenemos la obligación de:
- Planificar responsablemente: Viajar implica gastos, y es nuestra responsabilidad planificar y ahorrar adecuadamente antes de emprender un viaje.
- Respetar las comunidades locales: Nuestro objetivo debería ser contribuir positivamente a los lugares que visitamos, no ser una carga para ellos.
- Ser conscientes de nuestro impacto: Cada decisión que tomamos como viajeros tiene un impacto. Debemos ser conscientes de cómo nuestras acciones afectan a las comunidades locales y al medio ambiente.
- Viajar con propósito: En lugar de buscar simplemente experiencias gratuitas, deberíamos enfocarnos en cómo podemos aprender, crecer y posiblemente contribuir a través de nuestros viajes.
Alternativas éticas para viajar con presupuesto limitado #
Para aquellos que desean viajar pero tienen recursos limitados, existen muchas alternativas éticas a la práctica del "begpacking":
- Voluntariado legítimo: Muchas organizaciones ofrecen oportunidades para intercambiar trabajo por alojamiento y comida. Asegúrate de que sean organizaciones respetables y que tu contribución sea significativa.
- Trabajo temporal: Algunos países ofrecen visas de trabajo para jóvenes viajeros. Esto te permite ganar dinero legalmente mientras viajas.
- Intercambio cultural: Programas como Workaway o WWOOF permiten a los viajeros intercambiar trabajo por alojamiento y comida en granjas orgánicas y otros proyectos.
- Viaje lento: Viajar más lentamente y quedarse más tiempo en cada lugar puede reducir significativamente los costos de transporte y alojamiento.
- Habilidades digitales: Desarrollar habilidades que te permitan trabajar remotamente puede ser una forma de financiar tus viajes de manera ética.
Experiencias personales: Dos caras de la moneda #
Para ilustrar mejor la complejidad de este fenómeno, me gustaría compartir dos experiencias personales que contrastan dramáticamente:
El encuentro en Bruselas: La cara del "begpacking" #
Durante un viaje a Bruselas, me abordó una pareja de jóvenes, probablemente entre 18 y 19 años. Su petición era simple: querían dinero para su viaje. Intrigado, decidí indagar un poco más en su situación.
Me explicaron que estaban en su "año sabático" y que su sueño era recorrer el mundo. Apelaron a mi generosidad, sugiriendo que al darles dinero estaría ayudándoles a cumplir su sueño. Esta interacción provocó en mí una mezcla de emociones, predominando un sentimiento de desconcierto ante lo que percibí como un egoísmo sorprendente.
Dos aspectos de su historia me llamaron especialmente la atención:
- El concepto de "año sabático": Con apenas 18 o 19 años, estos jóvenes hablaban de un año sabático sin haber siquiera comenzado su vida laboral. Este concepto, tradicionalmente asociado con un descanso tras años de trabajo, parecía ser utilizado aquí como una justificación para un viaje sin responsabilidades.
- La expectativa de financiación externa: La idea de que otros deberían financiar su sueño de viajar me pareció profundamente egoísta. Como alguien que también ama viajar, pero que trabaja duro y hace sacrificios en otras áreas de mi vida para poder hacerlo, encontré difícil simpatizar con su enfoque.
Esta experiencia ejemplifica perfectamente el fenómeno "begpacker". Jóvenes privilegiados que, en lugar de planificar y ahorrar para sus viajes, esperan que otros subvencionen sus aventuras. Es un enfoque que no solo carece de ética, sino que también trivializa el esfuerzo y sacrificio que muchos hacemos para poder viajar.
El traductor nómada: Un ejemplo de viaje ético #
En contraste directo con la experiencia de Bruselas, durante un viaje a Singapur tuve el placer de conocer a un joven francés que estaba dando la vuelta al mundo de una manera completamente diferente.
Este viajero había encontrado una forma ingeniosa y ética de financiar su aventura: trabajaba de forma remota como traductor y subtitulador de series y películas. Su enfoque requería sacrificio y disciplina. A menudo, tenía que extender su estancia en ciertos destinos para poder dedicar días enteros a su trabajo, equilibrando cuidadosamente sus deseos de explorar con la necesidad de ganar dinero para continuar su viaje.
Esta experiencia ilustra perfectamente cómo es posible perseguir el sueño de viajar por el mundo de manera responsable y ética. Este joven no solo no era una carga para las comunidades que visitaba, sino que además:
- Contribuía a la economía local a través de su estancia prolongada y gastos diarios.
- Desarrollaba habilidades valiosas y ganaba experiencia laboral mientras viajaba.
- Demostraba respeto por los lugares que visitaba al no esperar que otros financiaran su viaje.
Reflexiones finales: La elección del viajero ético #
Estas dos experiencias contrastantes subrayan la importancia de la ética y la responsabilidad en los viajes. Mientras que los "begpackers" de Bruselas representan un enfoque que prioriza los deseos personales sobre la responsabilidad social, el traductor nómada en Singapur ejemplifica cómo se puede viajar de manera sostenible y ética.
Como viajeros, tenemos la opción de cómo abordar nuestras aventuras. Podemos elegir ser una carga para los demás, o podemos optar por contribuir positivamente a los lugares que visitamos. La elección que hagamos no solo afecta nuestra experiencia personal, sino que también impacta en la percepción global de los viajeros y en las comunidades que nos acogen.
El verdadero espíritu del viaje no reside en cuánto podemos obtener gratis, sino en cuánto podemos crecer, aprender y posiblemente dar a través de nuestras experiencias. Al adoptar un enfoque más ético y consciente, no solo enriquecemos nuestros propios viajes, sino que también contribuimos a un mundo donde el turismo puede ser una fuerza para el bien.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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