Sintra es una pequeña ciudad portuguesa que parece sacada de un cuento de hadas. Situada a unos 30 kilómetros de Lisboa, esta localidad enclavada en las colinas de la Sierra de Sintra nos cautiva con sus palacios de ensueño, sus frondosos jardines y su ambiente romántico.
El casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, nos invita a perdernos por sus callejuelas empinadas y descubrir los secretos que esconde esta ciudad mágica.
Paseo por el centro histórico #
El corazón de Sintra es un laberinto de calles estrechas y empedradas que te transportan a otra época. Recorrer el casco antiguo es como adentrarse en un cuento de hadas. Las fachadas coloridas de las casas, algunas con azulejos típicos portugueses, contrastan con el verde exuberante de la vegetación que asoma entre los edificios.
Durante nuestro paseo, nos encontramos con pequeñas plazas y rincones encantadores. Una de mis partes favoritas fue descubrir las tiendas de artesanía local y las pastelerías tradicionales. No pude resistirme a probar los famosos "travesseiros", unos dulces típicos de Sintra rellenos de almendra y azúcar. ¡Una delicia que te recomiendo no perderte!
Palacio Nacional de Sintra #
Aunque no es gratuito, el Palacio Nacional de Sintra merece una mención especial. Sus dos enormes chimeneas cónicas son el símbolo de la ciudad y se pueden ver desde casi cualquier punto. El palacio, de origen medieval, es una mezcla fascinante de estilos arquitectónicos que reflejan la historia de Portugal.
Lo que más me impresionó fue la Sala de los Cisnes, con su techo decorado con pinturas de cisnes. Cada sala del palacio tiene su propia personalidad y cuenta una historia diferente. Los azulejos que decoran las paredes son impresionantes y te dejan con la boca abierta.
Aunque la entrada tiene un coste, creo que vale la pena si te interesa la historia y la arquitectura. Además, los jardines que rodean el palacio son preciosos y perfectos para descansar después de la visita.
Palacio da Pena #
El Palacio da Pena es, sin duda, el icono más reconocible de Sintra. Este castillo de cuento de hadas, con sus vivos colores y su mezcla ecléctica de estilos arquitectónicos, se alza majestuoso sobre una de las cumbres de la Sierra de Sintra. Aunque la entrada es de pago, la visita es una experiencia inolvidable.
Lo primero que nos impactó fue el exterior del palacio. Sus muros de colores vivos -rojo y amarillo- contrastan con el verde intenso del bosque que lo rodea. Es como si un gigante hubiera dejado caer un castillo de juguete en medio de la naturaleza. Cada torre, cada almena, cada detalle arquitectónico parece sacado de la imaginación de un artista romántico.
El interior del palacio no se queda atrás. Las habitaciones están decoradas con un lujo exquisito, reflejando el gusto romántico del siglo XIX. Me encantó especialmente la terraza de la reina, desde donde se tienen unas vistas panorámicas impresionantes de Sintra y sus alrededores. En días claros, incluso se puede ver el océano Atlántico en la distancia.
Castillo de los Moros #
Encaramado en lo alto de una de las colinas de Sintra, el Castillo de los Moros ofrece una experiencia completamente diferente a la de los palacios románticos. Esta fortaleza medieval, con sus murallas serpenteantes, nos transporta a la época de la ocupación musulmana de la Península Ibérica.
La subida hasta el castillo puede ser un poco exigente, pero el esfuerzo merece la pena. A medida que ascendíamos por el camino empedrado, rodeados de una vegetación exuberante, sentíamos cómo nos alejábamos del bullicio turístico y nos sumergíamos en la historia.
Lo que más me impresionó fueron las vistas. Desde lo alto de las murallas, la panorámica de Sintra y sus alrededores es simplemente espectacular. Ver el Palacio da Pena a lo lejos, con el océano Atlántico como telón de fondo, es una imagen que se queda grabada en la retina. Además, caminar por las almenas te da una sensación de vértigo y aventura que no se experimenta en otros monumentos de Sintra.
Aunque la entrada tiene un coste, creo que es una visita obligada para los amantes de la historia y las vistas panorámicas. Mi consejo es ir temprano por la mañana o al atardecer, cuando la luz es más suave y hay menos gente.
Quinta da Regaleira #
La Quinta da Regaleira es otro de esos lugares que parecen sacados de un sueño. Este palacio y sus jardines son un compendio de simbolismo y misterio que te dejarán fascinado. Aunque la entrada es de pago, la experiencia es única y merece la pena si tu presupuesto te lo permite.
Lo que más me cautivó fueron los jardines. Están llenos de grutas, fuentes y pasadizos secretos que invitan a la exploración. El famoso Pozo Iniciático, una torre invertida con una escalera de caracol, es impresionante. Bajar por sus escalones húmedos y musgosos fue como descender a las entrañas de la tierra.
Perderse por los senderos del jardín es una aventura en sí misma. Cada rincón esconde una sorpresa, ya sea una estatua enigmática o un mirador con vistas espectaculares. Si decides visitarla, te recomiendo que reserves al menos medio día para explorarla con calma.
Mirador de Santa Eufémia #
Para los amantes de las vistas panorámicas, el Mirador de Santa Eufémia es una parada obligatoria. Lo mejor es que es totalmente gratis y ofrece una de las mejores perspectivas de Sintra y sus alrededores.
El camino hasta el mirador es un poco empinado, pero el esfuerzo merece la pena. Desde arriba, puedes ver el Castillo de los Moros, el Palacio da Pena y, en días despejados, incluso el océano Atlántico. Es el lugar perfecto para hacer una pausa, tomar un refrigerio y disfrutar del paisaje.
Nosotros decidimos ir al atardecer y fue una experiencia mágica. Ver cómo el sol se ponía sobre Sintra, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, fue un momento que no olvidaré. Si tienes la oportunidad, te recomiendo que hagas lo mismo.
Parque y Palacio de Monserrate #
Un poco más alejado del centro, pero accesible en transporte público, se encuentra el Parque y Palacio de Monserrate. Aunque la entrada al palacio es de pago, los jardines son lo suficientemente impresionantes como para justificar la visita.
El palacio, de estilo romántico, es precioso, pero lo que realmente me enamoró fueron sus jardines. Es como un viaje alrededor del mundo: hay zonas con plantas mexicanas, otras con vegetación tropical, e incluso un jardín japonés. Pasear por sus senderos es una experiencia relajante y refrescante, especialmente en los días calurosos de verano.
Una de las cosas que más me gustó fue descubrir las ruinas falsas que hay dispersas por el parque. Estas estructuras, construidas para parecer antiguas, añaden un toque de misterio y romanticismo al paisaje. Es el lugar perfecto para desconectar y sumergirte en la naturaleza sin alejarte demasiado de la ciudad.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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