Praga, la capital de la República Checa, es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas. Con sus calles adoquinadas, su impresionante arquitectura que abarca desde el gótico hasta el barroco, y su ambiente bohemio, Praga te transporta a otra época.
Cada rincón de esta ciudad tiene una historia que contar, y sus plazas, puentes y castillos te invitan a descubrir sus secretos.
Puente de Carlos #
El Puente de Carlos es, sin duda, el corazón de Praga. Recorrerlo es como viajar en el tiempo. Sus 30 estatuas barrocas te acompañan mientras caminas sobre los adoquines pulidos por millones de pasos a lo largo de los siglos.
Lo mejor es visitarlo al amanecer, cuando la niebla aún envuelve la ciudad y los primeros rayos de sol se reflejan en el río Moldava. En ese momento mágico, casi puedes imaginar a los caballeros medievales cruzando el puente.
No te pierdas la oportunidad de tocar la estatua de San Juan Nepomuceno. Dicen que da buena suerte y asegura tu regreso a Praga. Yo lo hice en mi primera visita, ¡y aquí estoy de nuevo!
Plaza de la Ciudad Vieja #
La Plaza de la Ciudad Vieja es el epicentro de la vida en Praga. Es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, con sus edificios coloridos y su famoso Reloj Astronómico.
Recuerdo la primera vez que vi el espectáculo del reloj. Cada hora en punto, las figuras de los Apóstoles desfilan por las ventanillas mientras la Muerte hace sonar su campana. Es un poco kitsch, sí, pero también es parte del encanto de Praga.
Lo que más me gusta de esta plaza es sentarme en una de sus terrazas, pedir una cerveza checa bien fría y observar el ir y venir de la gente. Turistas, locales, artistas callejeros... todos se mezclan en este escenario único.
Castillo de Praga #
El Castillo de Praga es una visita obligada. Es el castillo antiguo más grande del mundo y ha sido la residencia de reyes, emperadores y presidentes durante siglos.
Lo que más me impresiona cada vez que lo visito es la Catedral de San Vito. Sus vidrieras son espectaculares, especialmente cuando el sol las atraviesa creando un juego de luces y colores en el interior.
Un consejo: no te pierdas el Callejón del Oro. Es una pintoresca calle dentro del recinto del castillo donde, según la leyenda, vivían los alquimistas de Rodolfo II. Las casitas de colores son tan pequeñas que parece un barrio de cuento.
Barrio Judío (Josefov) #
El barrio judío de Praga es un lugar cargado de historia y emoción. Pasear por sus calles es como adentrarse en un mundo aparte, con sus sinagogas centenarias y su peculiar cementerio.
La Sinagoga Española es mi favorita. Su interior, decorado con motivos moriscos, es simplemente espectacular. Pero lo que más me conmueve es el Cementerio Judío. Ver las lápidas apiladas unas sobre otras, algunas inclinadas por el paso del tiempo, te hace reflexionar sobre la historia del pueblo judío en Europa.
No puedo evitar emocionarme cada vez que lo visito, pensando en todas las historias que encierran esas tumbas.
Colina de Petřín #
Si buscas un respiro del bullicio de la ciudad, la colina de Petřín es el lugar perfecto. Subir hasta la cima puede ser un poco cansado, pero las vistas de Praga desde arriba merecen cada paso.
En la cima encontrarás una réplica en miniatura de la Torre Eiffel. Subir a ella es opcional (y de pago), pero yo siempre lo hago. Las vistas panorámicas de la ciudad son incomparables.
Lo que más me gusta es tumbarme en el césped y disfrutar del ambiente relajado. Verás a parejas de enamorados, familias haciendo picnic y gente leyendo bajo los árboles. Es el lugar perfecto para desconectar.
Iglesia de Nuestra Señora de Tyn #
Esta iglesia gótica domina la Plaza de la Ciudad Vieja con sus impresionantes torres puntiagudas. Cada vez que la veo, me recuerda a un castillo de cuento de hadas.
El interior es igual de impresionante que el exterior. Los altares barrocos contrastan con la arquitectura gótica creando un efecto único. Pero lo que más me gusta es sentarme en uno de los bancos y observar cómo la luz se filtra por las vidrieras.
Si tienes suerte (yo por ahora no la he tenido), podrás asistir a uno de los conciertos de música clásica que se celebran aquí. Escuchar a Mozart en este entorno es una experiencia inolvidable.
Cervecería U Fleků #
No se puede hablar de Praga sin mencionar su cerveza. Y si hay un lugar emblemático para probarla, ese es U Fleků. Esta cervecería lleva más de 500 años funcionando ininterrumpidamente.
Lo mejor es que solo sirven un tipo de cerveza: una lager oscura que elaboran ellos mismos. Recuerdo la primera vez que la probé, su sabor intenso y ligeramente amargo me conquistó al instante.
El ambiente es puro folclore checo. Mesas largas de madera donde te sientas con desconocidos, camareros vestidos de forma tradicional y música en vivo. Es el lugar perfecto para sumergirse en la cultura checa y hacer nuevos amigos.
Muro de John Lennon #
El Muro de John Lennon es un símbolo de la libertad y la resistencia pacífica. Desde los años 80, ha sido un lienzo en constante cambio donde la gente expresa sus ideas a través del arte.
Cada vez que lo visito es diferente. Las capas y capas de graffitis, citas y dibujos cuentan la historia de Praga y del mundo. Me encanta buscar mensajes escondidos entre las pintadas.
No dudes en llevar un rotulador y dejar tu propia marca. Yo siempre lo hago, aunque sé que probablemente será cubierta en cuestión de días. Es parte de la magia de este lugar.
Paseo en barco por el Moldava #
Para terminar el día, nada mejor que un paseo en barco por el Moldava. Ver Praga desde el agua te da una perspectiva completamente diferente de la ciudad.
Mi momento favorito es cuando el barco pasa bajo el Puente de Carlos justo al atardecer. Ver cómo las luces de la ciudad se reflejan en el agua mientras el cielo se tiñe de naranja es simplemente mágico.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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