Munich, la joya de Baviera, es una ciudad que combina a la perfección la tradición alemana con un espíritu moderno y acogedor. Sus calles, repletas de historia y cultura, invitan a perderse entre cervecerías centenarias, museos de renombre mundial y extensos parques verdes.
Prepárate para sumergirte en una experiencia única que te enamorará desde el primer momento.
Marienplatz, el corazón palpitante de Munich #
La Marienplatz es, sin duda, el epicentro de la vida muniquesa. Recuerdo la primera vez que llegué a esta plaza y me quedé boquiabierto ante la majestuosidad del Nuevo Ayuntamiento. Su fachada neogótica es un auténtico espectáculo, pero lo mejor está por venir cuando el reloj da las horas.
El famoso Glockenspiel, con sus figuritas danzantes, es todo un acontecimiento. Me encanta ver cómo turistas y locales por igual se agolpan para presenciar este curioso espectáculo. Es como si el tiempo se detuviera por unos minutos y todos nos uniéramos en una experiencia compartida.
Además, la plaza está rodeada de cafeterías y tiendas, perfecta para sentarse a tomar un café y observar el ir y venir de la gente. ¡Ah! Y no te pierdas la columna de María en el centro, un monumento que ha sido testigo de siglos de historia muniquesa.
Englischer Garten, un oasis urbano #
Cuando el bullicio de la ciudad se hace demasiado, no hay mejor escape que el Englischer Garten. Este parque enorme es como un pulmón verde en medio de Munich, y te aseguro que es mucho más que un simple jardín.
Lo que más me sorprendió la primera vez que lo visité fue encontrar a surfistas en pleno parque. Sí, has leído bien: ¡surfistas! En el Eisbach, un pequeño río que atraviesa el parque, se forma una ola permanente donde los más valientes practican surf. Es un espectáculo tan surrealista como fascinante.
Pero si lo tuyo no es el surf, no te preocupes. El parque es perfecto para un picnic, para dar un paseo en bici o simplemente para tumbarte en el césped y disfrutar del sol (cuando el tiempo acompaña, claro). Y si te apetece una cerveza, no puedes dejar de visitar la Biergarten del parque, una de las más grandes de Munich.
Viktualienmarkt, un festín para los sentidos #
Para mí, no hay mejor manera de conocer una ciudad que a través de su gastronomía, y el Viktualienmarkt es el lugar perfecto para ello en Munich. Este mercado al aire libre es una auténtica institución en la ciudad, y no es para menos.
Paseando entre los puestos, el aroma de las salchichas bávaras, el pan recién horneado y los quesos locales te envuelve por completo. Es imposible no dejarse tentar por alguno de los productos que ofrecen los vendedores. Yo siempre acabo comprando más de lo que puedo comer, pero ¿quién puede resistirse?
Lo mejor es que el mercado no es solo un lugar para comprar, sino también para disfrutar. En el centro hay una zona de mesas donde puedes sentarte a degustar tus compras o tomar una cerveza fresca. Es el sitio ideal para hacer una pausa en tu recorrido por la ciudad y mezclarte con los locales.
Hofbräuhaus, la cervecería más famosa del mundo #
Vale, en general intento recomendar visitas gratuitas, pero esta es una excepción que merece la pena. La Hofbräuhaus no es solo una cervecería, es una experiencia en sí misma. Desde el momento en que cruzas sus puertas, te sientes transportado a otra época.
El ambiente es simplemente increíble. Las largas mesas de madera, los camareros vestidos con trajes tradicionales, la música de las bandas bávaras... Todo contribuye a crear una atmósfera única. Y, por supuesto, está la cerveza. Recuerdo la primera vez que pedí una jarra de litro (¡sí, de litro!) y pensé que jamás podría terminarla. Spoiler: sí pude, y hasta repetí.
Pero no todo es beber en la Hofbräuhaus. También es un lugar perfecto para probar la gastronomía bávara. Los codillos, las salchichas y los pretzel son solo algunas de las delicias que puedes degustar aquí. Eso sí, te recomiendo ir con hambre, porque las raciones son generosas.
El barrio de Schwabing, bohemia y creatividad #
Si buscas el lado más alternativo y artístico de Munich, Schwabing es tu destino. Este barrio, antiguamente el hogar de artistas y escritores, mantiene aún hoy ese espíritu bohemio que lo caracteriza.
Me encanta perderme por sus calles, llenas de pequeñas galerías de arte, cafeterías acogedoras y tiendas vintage. Cada vez que voy, descubro algo nuevo. Una vez me encontré con un mercadillo callejero donde vendían todo tipo de curiosidades, desde vinilos antiguos hasta ropa de segunda mano.
La Leopoldstraße es la arteria principal del barrio y siempre está llena de vida. Es el lugar perfecto para sentarse en una terraza, pedir un café y observar el ir y venir de estudiantes, artistas y todo tipo de personajes peculiares. Si tienes la suerte de visitar Munich en verano, no te pierdas los espectáculos callejeros que se organizan en esta calle.
Olympiapark, legado olímpico y diversión moderna #
El Olympiapark es uno de esos lugares que demuestran cómo una ciudad puede reinventarse. Construido para los Juegos Olímpicos de 1972, hoy en día es un espacio multifuncional que ofrece un montón de actividades para todos los gustos.
Lo que más me impresiona cada vez que voy es la torre olímpica. Sus 291 metros de altura la convierten en un mirador privilegiado de la ciudad. La vista desde arriba es simplemente espectacular, especialmente al atardecer. Eso sí, si sufres de vértigo, quizás prefieras quedarte abajo y disfrutar de un paseo por los jardines.
El parque también alberga el BMW Welt y el Museo BMW, un must para los amantes de los coches. Y si te apetece algo más relajado, puedes alquilar un bote de pedales y dar una vuelta por el lago. Es una forma diferente y divertida de pasar la tarde, sobre todo si hace buen tiempo.
Residenz, un paseo por el lujo bávaro #
La Residenz es uno de esos lugares que te dejan con la boca abierta. Este palacio, antigua residencia de los duques y reyes de Baviera, es un auténtico tesoro arquitectónico e histórico en pleno centro de Munich.
La primera vez que entré, me sentí como si hubiera viajado en el tiempo. Cada sala es más impresionante que la anterior, con sus techos decorados, sus muebles de época y sus obras de arte. El Antiquarium, la sala renacentista más grande al norte de los Alpes, es simplemente espectacular.
Aunque la visita tiene un coste, te aseguro que vale la pena. Además, los jardines del palacio, conocidos como Hofgarten, son de acceso gratuito y son el lugar perfecto para descansar después de la visita. Me encanta sentarme en uno de sus bancos, con un libro en la mano, y disfrutar de la tranquilidad en pleno centro de la ciudad.
Deutsches Museum, el paraíso de la ciencia y la tecnología #
Para los amantes de la ciencia y la tecnología, el Deutsches Museum es como Disneylandia. Es uno de los museos de ciencia y tecnología más grandes del mundo, y te aseguro que podrías pasar días enteros explorándolo sin aburrirte.
Lo que más me gusta de este museo es lo interactivo que es. No se trata solo de mirar objetos en vitrinas, sino de experimentar y aprender de primera mano. Recuerdo con especial cariño la sección de aviación, donde pude sentarme en la cabina de un avión real. ¡Me sentí como un auténtico piloto!
Otra sección que me fascina es la de música. Tienen una colección impresionante de instrumentos musicales de todas las épocas y culturas. Y lo mejor es que muchos de ellos se pueden tocar. La última vez que fui, pasé un buen rato intentando (sin mucho éxito, todo hay que decirlo) tocar un theremin.
Alter Peter, las mejores vistas de Munich #
Para terminar nuestro recorrido por Munich, no hay mejor lugar que la torre de la iglesia de San Pedro, conocida cariñosamente como Alter Peter. Sí, hay que subir 299 escalones para llegar a la cima, pero te prometo que el esfuerzo merece la pena.
La primera vez que subí, estaba tan cansado al llegar arriba que pensé que había cometido un error. Pero en cuanto vi la panorámica de Munich a mis pies, todo el cansancio se esfumó. Desde aquí puedes ver toda la ciudad: la Marienplatz, las torres de la Frauenkirche, e incluso los Alpes en la distancia en un día claro.
Mi consejo es que subas al atardecer. Ver cómo el sol se pone sobre Munich, tiñendo los tejados de rojo y dorado, es una experiencia que no olvidarás. Además, a esa hora suele haber menos gente, lo que te permite disfrutar de las vistas con más tranquilidad. Eso sí, no olvides llevar la cámara: las fotos desde aquí son simplemente increíbles.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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