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Frankfurt

La ciudad que fusiona tradición y modernidad a orillas del Meno

Frankfurt

Frankfurt am Main, como se la conoce oficialmente, es una ciudad que sorprende a cada paso. A primera vista, su imponente skyline de rascacielos le ha valido el apodo de "Mainhattan", pero tras esa fachada de cristal y acero late el corazón de una ciudad con siglos de historia y una personalidad única.

Situada a orillas del río Meno, Frankfurt combina como pocas el dinamismo de un centro financiero europeo con el encanto de sus calles medievales y sus acogedoras tabernas de sidra.

Römerberg: El corazón histórico de Frankfurt #

El Römerberg es, sin duda, el alma de la ciudad vieja de Frankfurt. Cada vez que paseo por esta plaza me siento transportado a otra época. Las casas con entramado de madera, meticulosamente reconstruidas tras la Segunda Guerra Mundial, son un festín para la vista. El ayuntamiento, conocido como el Römer, es el edificio más emblemático, con su característica fachada escalonada.

Lo que más me gusta de esta plaza es sentarme en una de sus terrazas en verano, pedir una jarra de apfelwein (la típica sidra de la región) y observar el ir y venir de turistas y locales. Es como un pequeño oasis de calma en medio de una ciudad tan agitada. Si tienes la suerte de visitar Frankfurt en Navidad, no te pierdas el mercadillo que se monta aquí. El olor a glühwein y galletas de jengibre inunda el ambiente, creando una atmósfera mágica.

Paseo por la orilla del Meno #

Una de mis actividades favoritas en Frankfurt es dar un paseo por la ribera del Meno. Este río, que divide la ciudad en norte y sur, es como la columna vertebral de Frankfurt. El paseo es especialmente agradable los domingos por la mañana, cuando las familias salen a pasear y los deportistas aprovechan para hacer ejercicio junto al agua.

En la orilla sur, conocida como Museumsufer, se encuentran algunos de los museos más importantes de la ciudad. Pero lo que realmente me encanta es cruzar los puentes peatonales, como el Eiserner Steg. Desde aquí, las vistas del skyline son espectaculares, especialmente al atardecer, cuando los rascacielos se tiñen de dorado.

No puedo dejar de mencionar las numerosas terrazas y chiringuitos que se instalan en verano a lo largo del río. Es el sitio perfecto para tomar algo y disfrutar del ambiente relajado que se respira en esta zona.

Kleinmarkthalle: Un festín para los sentidos #

Si eres un amante de la gastronomía como yo, la Kleinmarkthalle te va a encantar. Este mercado cubierto es un auténtico paraíso para los gourmets. Nada más entrar, el olor a especias, quesos y embutidos te envuelve. Es como un viaje alrededor del mundo en cuestión de minutos.

Lo que más me gusta de este lugar es la mezcla de olores, colores y sabores. Puedes encontrar desde las típicas salchichas de Frankfurt hasta delicatessen internacionales. Mi consejo es que pruebes el "handkäse mit musik", un queso típico de la región que se sirve con cebolla y comino. Sé que suena extraño, pero te aseguro que es una delicia.

Además de comprar, la Kleinmarkthalle es un sitio genial para comer. En la planta superior hay varios puestos donde puedes degustar platos preparados al momento. Mi favorito es el de ostras, donde puedes acompañar estos deliciosos moluscos con una copa de vino blanco de la región.

Goethe-Haus: Un viaje al pasado #

Como buen amante de la literatura, visitar la casa natal de Johann Wolfgang von Goethe es siempre un must en mis visitas a Frankfurt. Situada en la calle Großer Hirschgraben, esta casa del siglo XVIII te transporta a la época en la que vivió el gran escritor alemán.

Lo que más me impresiona de este lugar es cómo han conseguido recrear la atmósfera de la época. Los muebles, los cuadros, incluso los objetos personales de Goethe, todo está dispuesto como si el tiempo se hubiera detenido. Me encanta subir al ático y imaginar al joven Goethe escribiendo sus primeras obras en ese mismo espacio.

Aunque la casa fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción es tan fiel que casi puedes sentir la presencia del escritor. Si eres fan de Goethe, no puedes perderte la habitación donde escribió "Werther", una de sus obras más famosas.

Hauptwache: El encuentro entre lo antiguo y lo moderno #

La Hauptwache es uno de esos lugares que representan perfectamente la esencia de Frankfurt: la mezcla entre lo antiguo y lo moderno. Esta plaza, que en su día fue el cuartel general de la milicia de la ciudad, es hoy uno de los puntos neurálgicos de Frankfurt.

Lo que más me llama la atención cada vez que paso por aquí es el contraste entre el edificio barroco de la antigua Hauptwache (ahora convertido en una acogedora cafetería) y los modernos edificios y centros comerciales que lo rodean. Es como si el pasado y el presente de la ciudad convivieran en perfecta armonía.

La Hauptwache es también un excelente punto de partida para explorar la zona comercial de Frankfurt. La calle peatonal Zeil, una de las más concurridas de Alemania, comienza justo aquí. Si te apetece hacer algunas compras o simplemente disfrutar del bullicio de la ciudad, este es el lugar ideal.

Palmengarten: Un oasis verde en el corazón de la ciudad #

En medio del ajetreo de Frankfurt, el Palmengarten es como un remanso de paz. Este jardín botánico, fundado en el siglo XIX, es el lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad.

Lo que más me fascina de este lugar es la diversidad de plantas que alberga. Puedes pasar de un invernadero tropical a un jardín de cactus en cuestión de minutos. Mi rincón favorito es el estanque de los nenúfares, donde siempre me siento a descansar y a disfrutar del sonido del agua.

El Palmengarten es especialmente bonito en primavera, cuando los tulipanes y otras flores de temporada están en plena floración. Si tienes la suerte de visitar Frankfurt en esta época, no te pierdas el espectáculo de colores que ofrece este jardín.

Alte Oper: Música y arquitectura en perfecta armonía #

La Alte Oper o Antigua Ópera es otro de esos edificios que cuentan la historia de Frankfurt. Aunque ya no funciona como teatro de ópera (el nuevo está en otro lugar de la ciudad), sigue siendo un importante centro cultural y uno de los edificios más bellos de Frankfurt.

Lo que más me impresiona de la Alte Oper es su majestuosa fachada renacentista. Cada vez que paso por delante, no puedo evitar detenerme a admirar sus detalles. La plaza frente al edificio es un lugar muy animado, especialmente en verano, cuando se organizan conciertos al aire libre.

Si tienes la oportunidad, te recomiendo que asistas a algún concierto aquí. La acústica es espectacular y la experiencia de escuchar música clásica en un edificio con tanta historia es realmente única.

Paulskirche: Cuna de la democracia alemana #

La Paulskirche o Iglesia de San Pablo es mucho más que un edificio religioso. Este templo de planta circular fue el lugar donde se reunió el primer parlamento libremente elegido de Alemania en 1848. Aunque el experimento democrático no duró mucho, la Paulskirche sigue siendo un símbolo de la lucha por la libertad y la democracia en Alemania.

Lo que más me emociona de este lugar es su carga histórica. Cada vez que entro, no puedo evitar pensar en los debates que tuvieron lugar aquí y en cómo esos primeros pasos hacia la democracia han marcado la historia de Alemania y de Europa.

Hoy en día, la Paulskirche funciona como un espacio para exposiciones y eventos culturales. Si tienes la oportunidad, te recomiendo que visites alguna de las exposiciones que se organizan aquí. Suelen ser muy interesantes y te ayudarán a entender mejor la historia de Frankfurt y de Alemania.

Main Tower: Frankfurt a tus pies #

Para terminar nuestro recorrido por Frankfurt, nada mejor que subir al Main Tower. Este rascacielos de 200 metros de altura es uno de los pocos en la ciudad que tiene un mirador abierto al público, y te aseguro que las vistas desde arriba son espectaculares.

Lo que más me gusta de esta experiencia es ver cómo cambia la perspectiva de la ciudad. Desde aquí arriba, Frankfurt parece una maqueta gigante. Es fascinante ver cómo se mezclan los modernos rascacielos con los tejados rojos del casco antiguo.

Mi consejo es que subas al atardecer. Ver cómo se pone el sol sobre el Meno y cómo se van encendiendo las luces de la ciudad es una experiencia que no olvidarás. Eso sí, abrígate bien si subes en invierno, ¡el viento puede ser bastante frío a esa altura!

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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