Bucarest, la capital de Rumanía, es una ciudad que te cautiva con su mezcla única de historia, cultura y modernidad. Con sus amplias avenidas, parques frondosos y una arquitectura que abarca desde el estilo neoclásico hasta el brutalismo comunista, Bucarest ofrece una experiencia urbana fascinante que desafía las expectativas.

Palacio del Parlamento #

El Palacio del Parlamento es, sin duda, el edificio más imponente de Bucarest. Es enorme, y cuando digo enorme, me quedo corto. Es el segundo edificio administrativo más grande del mundo, solo superado por el Pentágono. Cuando lo vi por primera vez, me quedé boquiabierto.

Lo curioso es que, a pesar de su tamaño colosal, solo una parte del edificio se utiliza realmente. El resto permanece vacío, como un recordatorio silencioso de la megalomanía de Ceaușescu. Aunque la visita tiene un coste, merece la pena adentrarse en sus pasillos interminables y salones suntuosos. Es como entrar en el corazón del poder de la época comunista.

Parque Cișmigiu #

En contraste con la grandiosidad del Palacio del Parlamento, el parque Cișmigiu ofrece un respiro verde en pleno centro de la ciudad. Es el parque más antiguo de Bucarest y, en mi opinión, el más encantador.

Pasear por sus senderos sombreados es como retroceder en el tiempo. Me encanta sentarme en uno de sus bancos y observar a los lugareños jugar al ajedrez o remar en el pequeño lago. En verano, el parque cobra vida con conciertos y exposiciones al aire libre. Si quieres sentir el pulso de la ciudad, este es el lugar perfecto.

Centrul Vechi (Casco Antiguo) #

El Centrul Vechi o Casco Antiguo es el corazón palpitante de Bucarest. Sus calles estrechas y empedradas están llenas de vida, especialmente por la noche. Aquí encontrarás una mezcla ecléctica de arquitectura, desde iglesias ortodoxas hasta edificios art nouveau.

Lo que más me gusta de esta zona es su ambiente. Está repleta de cafeterías, bares y restaurantes donde puedes probar la deliciosa cocina rumana. No dejes de visitar Caru' cu Bere, una cervecería histórica con unos interiores impresionantes. Aunque sea un poco turística, vale la pena por la experiencia.

Muzeul Național al Satului "Dimitrie Gusti" #

Este museo al aire libre es una joya escondida de Bucarest. Situado a orillas del lago Herăstrău, alberga más de 300 edificios tradicionales de toda Rumanía. Es como hacer un viaje por todo el país sin salir de la capital.

Lo que más me impresionó fue la autenticidad de las construcciones. Puedes entrar en las casas y ver cómo vivían los rumanos en diferentes épocas y regiones. Los fines de semana organizan demostraciones de artesanía tradicional y eventos folclóricos. Si tienes la suerte de coincidir con uno, no te lo pierdas.

Ateneul Român #

El Ateneo Rumano es, en mi opinión, el edificio más hermoso de Bucarest. Esta sala de conciertos, con su cúpula dorada y su fachada neoclásica, es un auténtico templo de la cultura.

Pero lo mejor está en el interior. La sala principal, con su acústica perfecta y sus frescos que narran la historia de Rumanía, te deja sin aliento. Si puedes, intenta asistir a un concierto. Yo no he podido visitar aún el interior, pero lo tengo como actividad pendiente para mi próxima visita.

Parcul Herăstrău #

El parque Herăstrău es el pulmón verde de Bucarest y mi lugar favorito para escapar del bullicio de la ciudad. Es enorme, con más de 100 hectáreas de terreno alrededor del lago Herăstrău.

Un gran plan es alquilar una bici y recorrer sus senderos. Hay zonas para hacer picnic, áreas de juego para niños e incluso un pequeño puerto donde puedes alquilar botes. En verano, el parque se llena de gente haciendo deporte, familias disfrutando del sol y parejas paseando. Es el lugar perfecto para sentir el ritmo de vida de los bucarestinos.

Calea Victoriei #

Calea Victoriei es la avenida más elegante de Bucarest. Caminar por ella es como hacer un recorrido por la historia de la ciudad. Aquí encontrarás algunos de los edificios más emblemáticos, como el Palacio CEC o el Museo Nacional de Historia de Rumanía.

Lo que más me gusta de esta calle es su mezcla de estilos arquitectónicos. Puedes ver edificios art nouveau junto a construcciones de la época comunista. No dejes de entrar en algunas de las librerías históricas o tomar un café en alguna de sus terrazas. Es el lugar perfecto para observar el ir y venir de la gente.

Iglesia Stavropoleos #

En medio del bullicio del casco antiguo, la iglesia Stavropoleos es un remanso de paz. Este pequeño templo ortodoxo del siglo XVIII es una auténtica joya arquitectónica.

Lo que más me impresionó fue su pórtico ricamente decorado y sus frescos interiores. El patio interior, con su jardín y sus columnas antiguas, parece sacado de otro tiempo. Si tienes la suerte de coincidir con una ceremonia ortodoxa, quédate a escuchar los cantos. Es una experiencia muy especial, incluso si no eres creyente.

Arcul de Triumf #

El Arco del Triunfo de Bucarest puede no ser tan famoso como su homólogo parisino, pero tiene su propio encanto. Situado en el norte de la ciudad, conmemora la independencia de Rumanía y la victoria en la Primera Guerra Mundial.

Lo más especial es subir a la terraza superior. Desde allí, tienes una vista panorámica de la ciudad que te permite apreciar el trazado urbano de Bucarest. Debe ser especialmente bonito al atardecer, cuando la luz dora los edificios circundantes. Aunque no está abierto todos los días, si coincide tu visita con un día que se pueda subir, no te lo pierdas.