Bruselas, corazón político de Europa y capital de Bélgica, es una ciudad que sorprende a cada paso. Con su mezcla única de grandiosidad y sencillez, arte y política, tradición e innovación, Bruselas ofrece una experiencia urbana verdaderamente singular.
Desde imponentes palacios hasta rincones bohemios, pasando por museos de primer nivel y callejuelas medievales, esta ciudad tiene algo para cada viajero curioso.
Grand Place #
La Grand Place es, sin duda, el corazón palpitante de Bruselas. Nada me preparó para el momento en que desemboqué en esta plaza por primera vez. Es como si de repente el tiempo retrocediera varios siglos. Los edificios dorados del siglo XVII te rodean, creando una sensación de opulencia y grandeza que quita el aliento.
Lo mejor es sentarse en una de las terrazas y simplemente observar. Ver cómo la luz cambia a lo largo del día, cómo los turistas van y vienen, cómo los locales cruzan la plaza con prisa... Es un espectáculo en sí mismo. Y si tienes la suerte de estar allí en agosto durante los años pares, podrás ver la alfombra de flores que cubre toda la plaza. Un espectáculo que, os aseguro, no olvidaréis jamás.
Manneken Pis #
Confieso que la primera vez que vi al Manneken Pis me quedé un poco... decepcionado. ¿Esta pequeña estatua es la que causa tanto revuelo? Pero con el tiempo, he aprendido a apreciar el encanto y el humor que representa esta figurita.
Lo divertido es ver cómo la gente se agolpa para hacerse fotos con él. Y más aún, descubrir los diferentes trajes que le ponen según la ocasión. Tiene un armario más extenso que el mío, ¡os lo aseguro! Si tenéis suerte, podréis verlo vestido de Elvis, de bombero o incluso de astronauta. Es una tradición que refleja perfectamente el sentido del humor belga.
Atomium #
El Atomium es como un sueño retro-futurista hecho realidad. Esta estructura gigante, que representa un átomo de hierro ampliado 165 mil millones de veces, es impresionante desde cualquier ángulo. Recuerdo la primera vez que lo vi, brillando bajo el sol, y pensé: "Esto es lo más 'bruselense' que he visto en mi vida".
Subir a las esferas es toda una experiencia. Las vistas de la ciudad son espectaculares, pero lo más fascinante es la sensación de estar dentro de una obra de arte y ciencia al mismo tiempo. Las exposiciones en su interior son interesantes, pero sinceramente, lo que más disfruté fue simplemente vagabundear por los túneles que conectan las esferas, sintiéndome como en una película de ciencia ficción de los años 50.
Parque del Cincuentenario #
El Parque del Cincuentenario es uno de esos lugares que te hacen olvidar que estás en medio de una gran ciudad. Es un oasis de verdor y tranquilidad que invita a pasear sin prisa. El arco triunfal que preside el parque es impresionante, y no puedo evitar pensar en todas las historias que habrá presenciado desde su construcción.
Me encanta venir aquí en primavera, cuando los cerezos están en flor. Es el momento perfecto para un picnic, rodeado de familias locales y turistas por igual. Y si os apetece un poco de cultura, los museos que rodean el parque son una visita obligada. El Museo del Automóvil es mi favorito, ¡incluso si no eres un apasionado de los coches!
Barrio de Marolles #
Si quieres sentir el auténtico pulso de Bruselas, tienes que perderte por el barrio de Marolles. Aquí es donde la ciudad muestra su cara más castiza y genuina. Las calles empedradas, las casas de ladrillo y los pequeños cafés te transportan a otra época.
Lo mejor es venir un fin de semana y visitar el mercado de las pulgas en la Plaza del Juego de Pelota. Es un caos organizado donde puedes encontrar de todo: desde antigüedades valiosas hasta la mayor colección de trastos que hayas visto jamás.
Galeries Royales Saint-Hubert #
Entrar en las Galeries Royales Saint-Hubert es como adentrarse en un cuento de hadas. Este pasaje cubierto del siglo XIX, con su techo de cristal y sus elegantes tiendas, te hace sentir como si estuvieras en la Belle Époque. La luz que se filtra por el techo crea un ambiente mágico, especialmente al atardecer.
Aquí encontrarás algunas de las mejores chocolaterías de Bruselas. Mi consejo es que hagáis una pequeña ruta de degustación. Probad un bombón en cada tienda y decidid cuál es vuestro favorito. Yo tengo el mío, pero no os lo voy a decir para no influenciaros. También es el lugar perfecto para tomar un café en una de sus encantadoras cafeterías y observar el ir y venir de la gente.
Mont des Arts #
El Mont des Arts es, en mi opinión, el mejor lugar para tener una vista panorámica de Bruselas. Este jardín urbano, situado entre la ciudad alta y la baja, ofrece una perspectiva única de la torre del ayuntamiento y el skyline de la ciudad. Es especialmente bonito al atardecer, cuando las luces de la ciudad comienzan a encenderse.
Me gusta sentarme en las escaleras y ver cómo los locales y turistas se reúnen aquí. Siempre hay algo pasando: desde improvisados conciertos de música hasta artistas callejeros haciendo malabares. Y si os interesa el arte, no dejéis de visitar los museos que rodean la zona. El Museo Magritte es fascinante, aunque confieso que a veces salgo de allí con más preguntas que respuestas.
Place Sainte-Catherine #
La Plaza de Santa Catalina es uno de mis rincones favoritos de Bruselas. Es menos turística que otras zonas, lo que le da un aire más auténtico. La iglesia que da nombre a la plaza es impresionante, pero lo que realmente me gusta es el ambiente que se respira en los alrededores.
Esta zona es conocida por sus restaurantes de marisco, y dicen que no hay nada como sentarse en una terraza a degustar unas ostras frescas y un vaso de vino blanco. En diciembre, la plaza se transforma con el mercado navideño, uno de los más bonitos que he visto. El olor a vino caliente y a gofres recién hechos impregna el aire, y es imposible no contagiarse del espíritu festivo.
Bosque de la Cambre #
Cuando el bullicio de la ciudad se hace demasiado intenso, me escapo al Bosque de la Cambre. Este parque urbano es el pulmón verde de Bruselas, y es sorprendente lo rápido que puedes sentirte en plena naturaleza estando tan cerca del centro.
Los fines de semana, el parque se llena de familias haciendo picnic, parejas paseando y grupos de amigos jugando al frisbee. Mi plan favorito es alquilar una barca y remar por el lago. Es una forma diferente de ver el parque y, además, ¡es un buen ejercicio! Si os apetece algo más relajado, simplemente tumbaos en el césped con un buen libro. Os aseguro que no hay mejor forma de pasar una tarde de domingo en Bruselas.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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