Enclavada en lo alto de una colina en el suroeste de Francia, Angulema es una ciudad que sorprende por su mezcla de historia medieval y su pasión por el noveno arte. Esta urbe de la región de Nueva Aquitania tiene un encanto especial que cautiva a todo aquel que la visita.

El casco antiguo amurallado #

El corazón histórico de Angulema es un auténtico viaje en el tiempo. Nada más poner un pie en sus callejuelas empedradas, uno se siente transportado a otra época. Las murallas que rodean el casco antiguo son impresionantes, y desde ellas se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas de la ciudad y el río Charente que te dejarán sin aliento.

Durante nuestro paseo, nos encontramos con ancianas haciendo la compra, niños jugando en las plazuelas y turistas como nosotros admirando la arquitectura. El ambiente es tranquilo y acogedor, perfecto para perderse sin rumbo fijo y descubrir rincones encantadores.

No te pierdas la Catedral de San Pedro, un edificio románico del siglo XII que domina el skyline de la ciudad. Su fachada es una auténtica obra de arte, con esculturas y relieves que narran historias bíblicas. Aunque el interior es más austero, merece la pena entrar para disfrutar de la paz que se respira en su nave central.

Ruta de los murales del cómic #

Una de las experiencias más singulares de Angulema es recorrer sus calles en busca de los famosos murales de cómic. La ciudad es conocida como la capital del cómic francés, y esto se refleja en sus paredes. Es como si los personajes de las viñetas hubieran cobrado vida y se hubieran apoderado de la ciudad.

Nosotros empezamos nuestra ruta en la Place des Halles, donde hay un mural enorme de Corto Maltés que nos dejó boquiabiertos. A partir de ahí, fuimos descubriendo otras obras por todo el casco antiguo. Algunos murales son pequeños y discretos, otros ocupan fachadas enteras. Es como una búsqueda del tesoro urbana, nunca sabes lo que te vas a encontrar a la vuelta de la esquina.

Lo mejor de esta ruta es que es totalmente gratuita y se puede hacer a tu ritmo. Nosotros nos tomamos toda una mañana para recorrerla, parando de vez en cuando para tomar un café o comprar algún cómic en las tiendas especializadas que hay por la zona. Si eres fan del noveno arte, te aseguro que esta experiencia te encantará.

El Museo del Cómic #

Siguiendo con la temática del cómic, no podíamos dejar de visitar el Museo del Cómic de Angulema. Está ubicado en un antiguo almacén de vinos reconvertido en un espacio moderno y dinámico. Aunque esta visita sí tiene un coste, merece la pena si quieres profundizar en la historia y evolución del cómic francés y mundial.

Lo que más nos gustó fue la exposición permanente, que hace un recorrido desde los orígenes del cómic hasta las tendencias más actuales. Hay viñetas originales, bocetos y objetos relacionados con el mundo del cómic que son una delicia para los aficionados.

Pero lo que realmente nos sorprendió fueron las exposiciones temporales. Cuando nosotros fuimos, había una dedicada a la representación de la mujer en el cómic a lo largo de la historia. Fue fascinante ver cómo ha evolucionado la figura femenina en este medio y cómo refleja los cambios sociales de cada época.

El mercado de Les Halles #

Para terminar nuestro recorrido por Angulema, nada mejor que una visita al mercado de Les Halles. Este edificio de hierro y cristal del siglo XIX es el corazón gastronómico de la ciudad. Nada más entrar, el aroma a quesos, embutidos y pan recién horneado nos abrió el apetito.

Paseamos entre los puestos admirando la variedad de productos locales: foie gras, cognac, ostras de Marennes-Oléron... Los vendedores son amables y no dudan en ofrecerte una degustación si muestras interés. Nosotros acabamos comprando un queso de cabra local y una botella de Pineau des Charentes para llevarnos un trocito de Angulema a casa.

Lo mejor es que, aunque compres o no, puedes disfrutar del ambiente bullicioso del mercado. Es un lugar perfecto para observar la vida cotidiana de los angoumoisins y sentirte parte de la ciudad por un rato. Si tienes la suerte de estar un sábado por la mañana, verás el mercado en todo su esplendor, lleno de gente haciendo la compra semanal y charlando animadamente.