Acre, también conocida como Akko, es una ciudad costera en el norte de Israel que te transporta a través de los siglos. Con sus callejuelas empedradas, sus imponentes murallas y su rico pasado, Acre es un lugar donde la historia cobra vida a cada paso.

Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ofrece una mezcla única de culturas que se han ido superponiendo a lo largo de los siglos, desde los cruzados hasta los otomanos.

La Ciudad Vieja amurallada #

La Ciudad Vieja de Acre es un laberinto fascinante de callejones estrechos y edificios de piedra que te harán sentir como si hubieras viajado en el tiempo. Nada más cruzar sus imponentes puertas, te envuelve una atmósfera mágica que mezcla aromas de especias, el murmullo de los comerciantes y la brisa marina.

Perderse por sus calles es toda una experiencia. A cada vuelta de esquina te encuentras con pequeñas plazas, mezquitas centenarias o patios escondidos. No te preocupes si te desorientas, forma parte del encanto de Acre. Además, los habitantes son muy amables y estarán encantados de indicarte el camino si lo necesitas.

El puerto pesquero #

El pintoresco puerto de Acre es el corazón palpitante de la ciudad. Aquí, los pescadores locales siguen faenando como lo han hecho durante generaciones. Es un espectáculo ver cómo llegan los barcos cargados de pescado fresco al atardecer.

Acércate a los puestos de pescado y mariscos que rodean el puerto. El olor a mar y a pescado recién capturado inunda el ambiente. Si te apetece, puedes degustar algunas de las especialidades locales en los pequeños restaurantes que hay en la zona. ¡No te pierdas la oportunidad de probar un sabroso pescado a la brasa mientras contemplas el Mediterráneo!

Las murallas de la ciudad #

Pasear por las murallas de Acre es como adentrarse en un libro de historia. Estas fortificaciones, que han resistido el paso del tiempo y los embates de numerosos ejércitos, ofrecen unas vistas espectaculares tanto de la ciudad como del mar Mediterráneo.

Subir a lo alto de las murallas te permite obtener una perspectiva única de Acre. Desde aquí, puedes apreciar el contraste entre la Ciudad Vieja y la Nueva, así como la belleza del puerto y el horizonte marino. Es especialmente recomendable hacerlo al atardecer, cuando el sol tiñe de dorado las antiguas piedras y el mar se torna de un azul intenso.

El túnel templario #

Uno de los lugares más fascinantes de Acre es el túnel templario, una verdadera joya arqueológica que te transporta a la época de las Cruzadas. Este pasadizo subterráneo, construido por los caballeros templarios en el siglo XII, conectaba la fortaleza de la orden con el puerto.

Recorrer el túnel es una experiencia única. A medida que avanzas por el pasillo abovedado, iluminado tenuemente, casi puedes imaginar a los caballeros templarios moviéndose sigilosamente por él. Las explicaciones que encontrarás a lo largo del recorrido te ayudarán a comprender mejor la importancia histórica de este lugar. ¡Es como viajar en el tiempo!

El hammam turco #

El hammam turco de Acre, también conocido como los baños de Pasha, es un oasis de tranquilidad en medio del bullicio de la ciudad. Aunque ya no funciona como baño público, se ha restaurado cuidadosamente para que los visitantes puedan apreciar su belleza.

Nada más entrar, te sorprenderá la majestuosidad de sus cúpulas y la delicadeza de sus mosaicos. La luz que se filtra por las pequeñas aberturas del techo crea un ambiente mágico. Mientras recorres sus salas, puedes imaginar cómo sería este lugar en su época de esplendor, lleno de vapor y con el murmullo de las conversaciones de fondo.

El mercado árabe #

El zoco o mercado árabe de Acre es un festival para los sentidos. Nada más adentrarte en él, te envuelven los aromas de las especias, el colorido de las frutas y verduras, y el bullicio de los comerciantes y compradores.

Pasear por sus estrechos callejones es toda una aventura. Encontrarás de todo: desde deliciosas frutas frescas hasta artesanía local, pasando por especias exóticas y dulces tradicionales. No te cortes a la hora de regatear, ¡forma parte de la experiencia! Y si te apetece, prueba alguno de los deliciosos dulces árabes que venden en los puestos. El kanafeh, un postre de queso y fideos crujientes bañado en almíbar, es una auténtica delicia.

La iglesia de San Juan Bautista #

En medio del barrio cristiano de Acre se alza la iglesia de San Juan Bautista, un remanso de paz en el bullicioso casco antiguo. Aunque el edificio actual es relativamente moderno, se alza sobre los cimientos de una antigua iglesia cruzada.

Al entrar, te sorprenderá la sencillez y la luminosidad del interior. Los grandes ventanales dejan pasar una luz suave que crea una atmósfera de recogimiento. Si tienes suerte y coincides con una ceremonia, podrás escuchar los cantos en árabe, una experiencia única que refleja la diversidad cultural de Acre.

El faro de Acre #

En el extremo de la península que forma la Ciudad Vieja se alza el faro de Acre, un símbolo de la ciudad que ha guiado a los marineros durante generaciones. Aunque no se puede subir a lo alto, vale la pena acercarse hasta él para disfrutar de las vistas.

El paseo hasta el faro es en sí mismo una experiencia agradable. Caminas junto al mar, con las olas rompiendo contra las rocas a tus pies. Una vez allí, puedes sentarte en alguna de las rocas y contemplar el horizonte. Es un lugar perfecto para relajarse al final del día y ver cómo el sol se hunde en el Mediterráneo.

La galería subterránea de los Caballeros #

Para terminar nuestro recorrido por Acre, no podemos dejar de visitar la impresionante galería subterránea de los Caballeros. Este vasto complejo, construido por los cruzados en el siglo XII, es un testimonio del poder y la riqueza de las órdenes militares de la época.

Recorrer estas salas abovedadas es como adentrarse en las entrañas de la historia. Las enormes columnas que sostienen el techo, los arcos apuntados y las misteriosas inscripciones en las paredes te transportan a la época de las Cruzadas. Es fascinante imaginar cómo sería este lugar en su época de esplendor, lleno de caballeros con sus armaduras relucientes y estandartes ondeando al viento.