Parque de Doña Casilda Iturrizar
El pulmón verde de Bilbao: un viaje a través del tiempo y la naturaleza
Enclavado en el corazón de Bilbao, el Parque de Doña Casilda Iturrizar se yergue como un oasis de verdor y tranquilidad en medio del ajetreo urbano. Este emblemático espacio, conocido cariñosamente por los bilbaínos como el "Parque de los patos", es mucho más que un simple jardín; es un testimonio vivo de la evolución histórica y cultural de la Villa.
Los orígenes: de idea a realidad #
La historia del parque se remonta a 1876, cuando el plan del Ensanche de Bilbao ya contemplaba la creación de un jardín público en la ladera existente entre la prolongación de la Gran Vía y la Ría. Sin embargo, no fue hasta 1907 cuando este ambicioso proyecto comenzó a materializarse.
El arquitecto municipal Ricardo Bastida y el ingeniero agrónomo Juan de Eguiraun fueron los encargados de dar vida a este sueño verde. Inspirándose en los admirados jardines europeos de Jean-Claude Nicolas Forestier, crearon un espacio ecléctico que combinaba magistralmente elementos del estilo francés y del romántico inglés.
Un diseño innovador para su época #
El diseño original del parque era verdaderamente ambicioso. Se planteó como un trozo de naturaleza urbanizada, con paseos, alamedas y varios edificios. El proyecto inicial incluía elementos espectaculares como una gran cascada central, un paseo de carruajes, un paseo de la alameda, un lago, una gruta, un restaurante, un jardín botánico e incluso un invernadero.
Aunque no todos estos elementos llegaron a materializarse, el resultado final fue igualmente impresionante. Las alamedas rectas y el jardín botánico circular evocaban la elegancia francesa, mientras que los senderos serpenteantes, estanques y fuentes transportaban a los visitantes a los románticos jardines ingleses. Esta fusión de estilos se adaptó hábilmente a la orografía del terreno, creando un conjunto armonioso y único.
La benefactora: Casilda de Iturrizar #
El parque debe su nombre a una figura clave en la historia de Bilbao: Casilda de Iturrizar Urquijo (1818-1900). Nacida en el barrio bilbaíno de Seberetxe, cerca de Buia, Casilda provenía de orígenes humildes. Su vida dio un giro cuando en 1859, a los 41 años, se casó con Tomás José Joaquín de Epalza y Zurbaran, un próspero hombre de negocios y uno de los fundadores del Banco de Bilbao.
Tras la muerte de su esposo en 1873, Casilda, que hasta entonces había llevado una vida discreta, se convirtió en una importante filántropa. Administró la fortuna heredada con sabiduría y generosidad, apoyando numerosas causas benéficas y culturales en Bilbao. Entre sus muchas contribuciones, destacó la donación de los terrenos para la construcción de este parque.
La labor filantrópica de Casilda fue tan significativa que, además del parque, hay una calle en Bilbao dedicada a ella, conocida como Viuda de Epalza para evitar confusiones. Su legado perdura en el corazón de la ciudad, simbolizado por el busto en su honor que se encuentra en el parque, obra del escultor Agustín Querol.
Evolución y ampliaciones a lo largo del tiempo #
El Parque de Doña Casilda ha sido testigo de la transformación de Bilbao a lo largo de más de un siglo. Su evolución refleja los cambios de la ciudad y las necesidades cambiantes de sus habitantes.
- La construcción inicial (1907-1920): El parque original ocupaba una superficie de 85.200 metros cuadrados. Su construcción se llevó a cabo entre 1912 y 1920, siguiendo el proyecto aprobado en 1907.
- Incorporación de la Pérgola (años 20): Una de las adiciones más notables fue la pérgola diseñada por Pedro de Ispizua y Pedro Guimón. Esta plaza ovalada oblonga, con sus casalicios y exedra, combina de manera magistral el estilo regionalista con toques barrocos.
- Inclusión del Museo de Bellas Artes (década de 1940): En un movimiento que integró aún más el arte en el parque, se construyó el Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro de los terrenos del parque. Esta adición no solo enriqueció culturalmente el espacio, sino que también modificó su paisaje.
- Cambios de nombre: A lo largo de su historia, el parque ha recibido diversos nombres, reflejando los cambios políticos y sociales de la ciudad. Se le conoció como "Parque del Ensanche" y durante un breve período después de la Guerra Civil española, como "Parque de las Tres Naciones" (en referencia a Alemania, Italia y Portugal, aliados del bando nacional).
- Nombre oficial (1945): En 1945, el parque recibió oficialmente el nombre de "Parque de Doña Casilda", coincidiendo con el traslado del monumento a Casilda de Iturrizar desde la Plaza de Moyúa.
- Incorporación de esculturas: A lo largo de los años, el parque se ha enriquecido con la adición de numerosas obras de arte. Esculturas de artistas renombrados como Eduardo Chillida, Richard Serra, Francisco Durrio, entre otros, se han integrado en el paisaje, convirtiendo el parque en un auténtico museo al aire libre.
- Ampliación significativa (2006): En 2006, el parque experimentó su expansión más reciente y significativa. Se añadieron 30.000 metros cuadrados adicionales, aumentando su superficie total a 115.200 metros cuadrados. Esta ampliación incluyó 18.000 metros cuadrados de nuevas zonas verdes y un bulevar arbolado, el Paseo de Eduardo Victoria de Lecea, que limita el parque por el norte.
- Mejoras recientes: En las últimas décadas, se han realizado numerosas mejoras y renovaciones. Se ha mejorado la iluminación, se han renovado las instalaciones deportivas y de juegos infantiles, y se ha restaurado el famoso "Estanque de los patos".
El parque en la actualidad: un espacio vivo y dinámico #
Hoy en día, el Parque de Doña Casilda Iturrizar sigue siendo el corazón verde de Bilbao. Con sus más de 1.500 árboles de 71 especies diferentes, ofrece un fascinante viaje botánico alrededor del mundo. Desde especies comunes como chopos y plátanos hasta ejemplares exóticos como el alcanforero del Sudeste asiático, el parque es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza.
El estanque, conocido como el "Estanque de los patos", sigue siendo el punto focal del parque y el lugar favorito de los niños. Aquí conviven diversas especies de aves acuáticas, incluyendo cisnes, ánades y pavos reales, ofreciendo un espectáculo natural en pleno centro urbano.
Las instalaciones modernas, como las zonas de juegos infantiles, conviven armoniosamente con los elementos históricos del parque. La pérgola sigue siendo un lugar popular para eventos y actuaciones, especialmente durante los meses de verano.
Conclusión: Un tesoro verde que trasciende el tiempo #
El Parque de Doña Casilda Iturrizar es mucho más que un espacio verde en medio de la ciudad; es un símbolo de la historia, la cultura y la identidad de Bilbao. Su evolución a lo largo de más de un siglo refleja la transformación de la propia ciudad, adaptándose a las necesidades cambiantes de sus habitantes sin perder su esencia original.
Este parque es un testimonio vivo de la visión de sus creadores y de la generosidad de su benefactora. Es un lugar donde la naturaleza, el arte y la historia se entrelazan, creando un espacio único que sigue cautivando a bilbaínos y visitantes por igual.
Ya sea para un paseo tranquilo bajo la sombra de sus árboles centenarios, para admirar las obras de arte dispersas por sus senderos, o para disfrutar de un día en familia junto al estanque, el Parque de Doña Casilda Iturrizar ofrece un escape del bullicio urbano y una conexión con la naturaleza y la historia de Bilbao.
Sin duda, el "Parque de los patos" seguirá siendo el pulmón verde de Bilbao, un oasis urbano donde el pasado y el presente se funden en perfecta armonía, ofreciendo a cada visitante una experiencia única y memorable en el corazón de la ciudad.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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