La Deriva, Taller de Curiosidades

Iba yo un día paseando con mi amiga Lucía por Bilbao la Vieja, cuando de repente, en la calle Arechaga, una pequeña puerta roja captó mi atención. Sobre ella, un cartel anunciaba "La Deriva". Por un momento, me sentí transportado al mundo de Alicia en el País de las Maravillas. ¿Cómo podría alguien entrar por una puerta tan diminuta sin la ayuda de una poción mágica?

La curiosidad pudo más que la confusión, y Lucía se aventuró a llamar a la puerta entreabierta. Lo que siguió fue una experiencia que desafió nuestras expectativas y despertó todos nuestros sentidos.

Un universo en miniatura #

Al cruzar el umbral, nos encontramos en un espacio pequeño pero rebosante de magia y aromas cautivadores. El anfitrión de "La Deriva" nos recibió con una calidez que contrastaba con la modestia de la entrada. Nos sumergimos en un mundo donde la creación de perfumes se entrelazaba con juegos de luces y sombras, y donde cada rincón invitaba a la exploración y el asombro.

Este taller de curiosidades, como lo llaman sus creadores, es mucho más que un simple local. Es un laboratorio de experiencias sensoriales donde el arte, la ciencia y la imaginación se funden en perfecta armonía.

Un espacio abierto a la creatividad #

Investigando un poco más sobre "La Deriva", descubrí que es un proyecto mucho más amplio de lo que imaginaba. Situado en el corazón de Bilbao-La Vieja, este espacio se define como un hábitat de creación escénica y plástica. Aquí, María Arriera y Samuel Cano dan vida a diversos proyectos que abarcan desde la experimentación olfativa hasta procesos fotográficos, pasando por la cerámica y el teatro.

La Compañía Arriera, responsable de este fascinante lugar, fusiona la dramaturgia, el movimiento, las instalaciones escénicas y la poesía visual con técnicas plásticas como el grabado y el collage. Su filosofía se basa en provocar la curiosidad y ofrecer experiencias únicas a sus visitantes.

Un laberinto de posibilidades #

Lo que más me impresionó de "La Deriva" es su versatilidad. No es solo un taller o un espacio de exposición; es un universo en constante evolución. Su última instalación, un laberinto poético, invita a los visitantes a perderse en un mundo de imágenes míticas y cercanas, evocando la magia de las antiguas barracas de feria.

La Compañía Arriera, con su enfoque en piezas de pequeño y mediano formato adaptables tanto a la calle como a espacios no convencionales, demuestra que el arte no tiene límites ni fronteras. Su compromiso con la perspectiva de género y el aprecio por la diferencia se refleja en cada uno de sus proyectos.

Una invitación al descubrimiento #

Mi encuentro casual con "La Deriva" me recordó la importancia de mantener viva la curiosidad y de estar abierto a las sorpresas que la ciudad puede ofrecernos. Este pequeño oasis creativo en Bilbao la Vieja es un testimonio de cómo el arte puede transformar espacios y experiencias cotidianas en algo extraordinario.

Si alguna vez te encuentras paseando por la calle Arechaga y ves una pequeña puerta roja, no dudes en llamar. Detrás de ella, te espera un mundo de maravillas donde la creatividad no conoce límites. Recuerda, como dicen los creadores de "La Deriva": en el laberinto de las calles, siempre se pasea a la deriva. Y a veces, perderse puede llevarte a los descubrimientos más fascinantes.