El 30 de noviembre de 2019, tuve el privilegio de participar en una experiencia única: la jornada "Gorbeia Instameet #BiziGorbeia 2019". Este evento reunió a varios fotógrafos e instagramers de Bizkaia para explorar a fondo las maravillas del Parque Natural de Gorbeia, un verdadero pulmón verde en el corazón de Euskadi. Si eres amante de la naturaleza y la fotografía, prepárate para sumergirte en un relato que te hará desear estar allí.
El Parque Natural de Gorbeia: Un paraíso por descubrir #
Antes de sumergirme en los detalles de nuestra aventura, déjame compartir contigo algunas palabras sobre el Parque Natural de Gorbeia. Situado entre las provincias de Álava y Vizcaya, este parque es un auténtico tesoro natural que abarca más de 20.000 hectáreas de pura belleza salvaje. Con su pico más alto, el monte Gorbeia, alcanzando los 1.482 metros, el parque ofrece una diversidad impresionante de paisajes que te dejarán sin aliento.
Imagínate paseando por densos bosques de hayas centenarias, descubriendo cascadas ocultas que parecen sacadas de un cuento de hadas, y alcanzando miradores desde los que puedes contemplar vistas panorámicas que se extienden hasta donde alcanza la vista. Gorbeia es un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor, un espacio donde desconectar del bullicio de la ciudad y reconectar con la esencia de la vida salvaje. Ya sea que busques una caminata tranquila o una aventura más desafiante, este parque tiene algo que ofrecer a cada visitante.
El comienzo de nuestra aventura: Madrugón con recompensa #
Nuestra jornada comenzó temprano, con ese típico madrugón que solo los apasionados de la fotografía entienden. A las 8 de la mañana, con los primeros rayos de sol apenas asomando, nos reunimos en Bilbao. El aire fresco de la mañana y la emoción por lo que nos esperaba nos mantenían bien despiertos mientras nos dividíamos en dos coches para emprender el viaje hacia nuestro primer destino.
El trayecto en coche fue una oportunidad perfecta para conocer a los compañeros de aventura. Entre risas y conversaciones sobre nuestras expectativas para el día, el tiempo voló y, antes de darnos cuenta, estábamos llegando a nuestro punto de encuentro: el Museo de la Miel de Murgia. A las 9:00 horas en punto, con la puntualidad que caracteriza estos eventos, nos encontramos todos frente a la Casa Oregi, listos para comenzar nuestra inmersión en la cultura y naturaleza de Gorbeia.
Museo de la Miel: Un dulce comienzo #
Nuestro primer destino, el Museo de la Miel de Murgia, resultó ser una auténtica sorpresa. Ubicado en la Casa Oregi, en pleno corazón del casco urbano de Murgia, este pequeño museo nos introdujo en el fascinante mundo de la apicultura. Nada más entrar, el aroma dulce y cálido de la miel nos envolvió, despertando nuestros sentidos y nuestra curiosidad.
A medida que recorríamos las salas, pudimos observar de cerca dónde y cómo se produce la miel elaborada en la zona de Gorbeia. La exposición incluía una variedad impresionante de instrumentos y elementos utilizados tradicionalmente en el manejo de colmenas. Desde ahumadores antiguos hasta trajes de apicultor de época, cada objeto contaba una historia sobre la rica tradición apícola de la región.
Lo que más me impresionó fue la sección dedicada a la elaboración de la miel y sus derivados. Aprendimos sobre el proceso completo, desde la recolección del néctar por las abejas hasta el envasado del producto final. Incluso tuvimos la oportunidad de ver una colmena de observación, donde pudimos admirar el trabajo incansable de las abejas sin molestarlas. Esta visita no solo fue educativa, sino que también nos hizo apreciar aún más el importante papel que juegan estos pequeños insectos en nuestro ecosistema.
Nuestra ruta: Un viaje a través de la naturaleza en su estado más puro #
Después de la fascinante visita al Museo de la Miel, estábamos ansiosos por sumergirnos en la naturaleza de Gorbeia. Nos dividimos en dos grupos para vivir experiencias paralelas que luego compartiríamos al final de la jornada. Mi grupo siguió un itinerario que nos llevaría a descubrir algunos de los rincones más espectaculares del parque. Prepárate, porque lo que viene a continuación es un festín para los sentidos.
1. Cascadas de Corraladas: La fuerza de la naturaleza en estado puro #
Nuestra primera parada fue en las espectaculares Cascadas de Corraladas, y te puedo asegurar que no hay palabras que hagan justicia a su belleza. El camino hasta allí fue una aventura en sí mismo. Comenzamos en el puerto de Altube, donde un pequeño parking nos recibió como punto de partida. Desde allí, nos adentramos en un sendero que parecía sacado de un cuento de hadas.
A medida que avanzábamos, el bosque se iba haciendo más denso. Pinos, hayas y robles nos rodeaban, creando un túnel verde por el que la luz se filtraba de forma mágica. El sonido de nuestros pasos sobre las hojas caídas se mezclaba con el canto de los pájaros, creando una sinfonía natural que era música para nuestros oídos.
Después de cruzar bajo la autopista AP68 (un curioso contraste entre la naturaleza y la civilización), el camino se volvió más empinado y desafiante. Pero cada paso valía la pena. De repente, el sonido del agua se hizo más fuerte y, al doblar una curva, nos encontramos frente a la primera cascada. Fue un momento de esos que te dejan sin aliento. El agua caía con fuerza, creando una cortina blanca que contrastaba con el verde intenso del entorno. Y lo mejor estaba por llegar: a medida que seguíamos el sendero, descubrimos una serie de cascadas, cada una más impresionante que la anterior.
La cascada más alta fue, sin duda, el plato fuerte. Ver cómo el agua se precipitaba desde lo alto, creando una neblina que reflejaba la luz del sol, fue un espectáculo que ninguno de nosotros olvidará jamás. Los fotógrafos del grupo estábamos en éxtasis, intentando capturar la magia del momento desde todos los ángulos posibles.
2. Mirador de la Cascada de Gujuli y Molino de Gujuli - Oiardo: Naturaleza e historia en perfecta armonía #
Después de la emocionante experiencia en las Cascadas de Corraladas, pensé que sería difícil superar esa belleza. Pero el Parque Natural de Gorbeia tenía aún más sorpresas guardadas para nosotros. Nuestra siguiente parada fue el mirador de la Cascada de Gujuli, y déjame decirte que es uno de esos lugares que te hacen sentir pequeño ante la grandeza de la naturaleza.
El camino hasta el mirador fue sorprendentemente accesible. En apenas 10 minutos de caminata desde el parking, nos encontramos frente a un espectáculo natural que quita el hipo: una cascada de más de 100 metros de altura por la que el río Oiardo se precipita al vacío. La primera impresión es impactante. Te quedas ahí, de pie, intentando procesar la magnitud de lo que estás viendo.
Lo más fascinante de esta cascada es cómo cambia según la época del año. Nosotros tuvimos la suerte de visitarla en un momento de buena cantidad de agua, lo que hacía que el salto fuera realmente espectacular. El agua caía con tanta fuerza que creaba una neblina constante en la base, dando al lugar un aire misterioso y casi mágico.
Mientras estábamos allí, nuestro guía nos contó una leyenda local que añadió un toque extra de encanto al lugar. Según la historia, una ninfa (o lamia, como se conoce en la mitología vasca) se bañaba en estas aguas con un espejo mágico que hacía realidad los deseos. Un pastor llamado Urjauzi le robó el espejo, pero cuando la ninfa lo descubrió, el pastor quedó convertido en la cascada. Es curioso cómo estas leyendas siempre añaden una capa extra de misterio y belleza a los lugares naturales, ¿verdad?
Pero nuestra visita a esta zona no terminó con la cascada. A pocos pasos del mirador, nos esperaba otra joya: el Molino de Gujuli - Oiardo. Este antiguo molino, situado junto al río Oiardo, es un testimonio vivo de la historia y la tradición de la zona. Aunque ya no está en funcionamiento, su estructura se mantiene en pie, permitiéndonos imaginar cómo era la vida en el valle hace décadas.
El molino, con sus gruesos muros de piedra y su tejado de teja roja, parece sacado de un cuento. Nos acercamos para explorarlo de cerca y pudimos ver los restos del antiguo mecanismo que aprovechaba la fuerza del agua para moler el grano. Nuestro guía nos explicó cómo funcionaba el molino y su importancia para la economía local en el pasado. Era fascinante pensar en cómo los habitantes de la zona habían aprovechado la fuerza de la naturaleza para su sustento durante generaciones.
La combinación de la impresionante cascada natural y el molino histórico creó un contraste fascinante entre la fuerza bruta de la naturaleza y el ingenio humano para aprovecharla. Fue un recordatorio perfecto de cómo la historia y el entorno natural de Gorbeia están íntimamente entrelazados.
3. Santuario de Nuestra Señora de Oro: Donde la fe toca el cielo #
Nuestro viaje continuó hacia el Santuario de Nuestra Señora de Oro, y te puedo asegurar que este lugar es mucho más que un simple punto religioso. Situado en lo alto de las peñas de Oro, este santuario es un auténtico balcón al cielo desde el que se domina todo el valle de Zuia y el macizo de Gorbeia.
La subida hasta el santuario es una experiencia en sí misma. A medida que ascendíamos, las vistas se iban haciendo cada vez más impresionantes. El aire fresco de la montaña y el silencio que solo se rompe por el sonido del viento y los pájaros te hacen sentir como si estuvieras entrando en otro mundo, lejos del bullicio de la vida cotidiana.
Al llegar a la cima, lo primero que te impacta es la imponente construcción del santuario. Sus orígenes se remontan a un templo románico, que luego fue ampliado en estilo gótico. La mezcla de estilos arquitectónicos es un testimonio de la rica historia del lugar. Pero lo que realmente te deja sin palabras son las vistas. Desde allí, puedes contemplar una panorámica que abarca todo el valle de Zuia, el macizo de Gorbeia y las sierras de Badaia y Arrato. Es uno de esos momentos en los que te das cuenta de lo pequeños que somos ante la grandeza de la naturaleza.
Lo curioso de este lugar es cómo combina lo espiritual con lo deportivo. Mientras algunos visitantes vienen en busca de paz y recogimiento, otros llegan con sus equipos de escalada. El enorme bloque de roca calcárea sobre el que se asienta el santuario es un lugar muy apreciado por los amantes de la escalada. Ver a los escaladores ascendiendo por las paredes rocosas mientras otros rezaban en el santuario creaba un contraste fascinante.
Nuestro guía nos contó sobre las tradiciones locales asociadas al santuario. La Cofradía de Nuestra Señora de Oro, que cuenta con cerca de 2000 asociados, celebra aquí sus días grandes en la Asunción, la Ascensión y el primer domingo de septiembre. También son famosas las romerías de San Marcos, Pascua de Pentecostés y San Antonio. Imagínate estos acantilados llenos de gente celebrando y manteniendo vivas tradiciones centenarias. Es un recordatorio de cómo la naturaleza, la historia y la cultura se entrelazan en lugares como este.
4. Almuerzo en el Restaurante Atabaka Jatetxea: Un festín para el paladar #
Después de una mañana llena de emociones y caminatas, nuestros estómagos empezaban a rugir. Y qué mejor manera de recuperar fuerzas que con un buen almuerzo. Nuestro destino gastronómico fue el Restaurante Atabaka Jatetxea, y déjame decirte que fue mucho más que una simple comida.
Nada más entrar en el restaurante, el aroma a cocina tradicional vasca nos envolvió. El ambiente era acogedor, con ese toque rústico que te hace sentir como en casa. Nos sentamos en una larga mesa, ansiosos por probar las delicias locales y compartir nuestras experiencias de la mañana.
El menú fue un auténtico viaje por la gastronomía vasca. Y lo mejor de todo fue cómo esta pausa para comer no solo nos permitió recuperar energías, sino que también sirvió para estrechar lazos entre los participantes del Instameet. Cuando salimos del restaurante, ya no éramos solo un grupo de fotógrafos, sino un equipo unido por la pasión por la naturaleza y la buena comida.
5. Museo de Alfarería Vasca en Ollerías: Un viaje al corazón de la tradición #
Con el estómago lleno y el ánimo por las nubes, nos dirigimos a nuestra última parada del día: el Museo de Alfarería Vasca en el barrio de Ollerías de Elosu. Y qué sorpresa nos llevamos. Este lugar es mucho más que un simple museo; es un viaje en el tiempo a las raíces de la artesanía vasca.
El museo está situado en una antigua ollería rehabilitada, construida nada menos que en 1711. Nada más entrar, te sientes transportado a otra época. Las paredes de piedra, las vigas de madera y el olor a arcilla crean una atmósfera única. Nuestra guía, una apasionada de la alfarería, nos explicó la historia del lugar. Resulta que durante generaciones, la familia Ortiz de Zárate trabajó aquí, manteniendo viva la tradición alfarera hasta 1958, cuando la construcción del embalse de Urrúnaga inundó las tierras de donde extraían la arcilla.
Lo que hace especial a este museo es que no se limita a mostrar piezas antiguas detrás de vitrinas. Aquí, la alfarería está viva. En el taller de producción, pudimos ver a los artesanos trabajando, moldeando la arcilla con sus manos expertas. Nos explicaron las diferentes técnicas y métodos de trabajo, desde la preparación de la arcilla hasta el esmaltado y la decoración de las piezas.
Pero lo mejor estaba por llegar. ¿Te imaginas poder ponerte en la piel de un alfarero? Pues eso es exactamente lo que hicimos. El museo ofrece la oportunidad de participar en un taller práctico, y por supuesto, no pudimos resistirnos. Nos pusimos manos a la obra, intentando dar forma a nuestras propias creaciones en el torno. Te puedo asegurar que no es tan fácil como parece. Mis primeros intentos parecían más bien cuencos deformes, pero con la paciencia y los consejos de los artesanos, poco a poco fui mejorando. La sensación de la arcilla girando entre tus manos es algo mágico, casi meditativo.
Mientras esperábamos a que nuestras creaciones se secaran un poco, visitamos el impresionante horno antiguo anexo al edificio. Es una estructura imponente, de planta cuadrangular y nueve metros de altura. Pensar en las miles de piezas que se habrán cocido ahí a lo largo de los siglos te hace sentir parte de una larga tradición artesanal.
La visita al museo no solo fue educativa, sino también inspiradora. Ver cómo se mantienen vivas estas técnicas ancestrales en pleno siglo XXI te hace reflexionar sobre la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural. Y por supuesto, no pudimos irnos sin llevarnos un recuerdo.
Conclusión: Una jornada para el recuerdo #
Terminamos nuestra aventura alrededor de las 20:30 en el Txoko Sagarna de Zeanuri, donde nos reunimos con el otro grupo para compartir nuestras experiencias. El txoko, un espacio típico vasco para reuniones gastronómicas, fue el lugar perfecto para poner el broche final a un día inolvidable.
Mientras degustábamos unos pinchos y un txakoli fresco, no podíamos dejar de hablar sobre todo lo que habíamos vivido. Comparamos fotos, intercambiamos anécdotas y nos maravillamos de la diversidad de experiencias que ofrece el Parque Natural de Gorbeia. Desde las imponentes cascadas hasta las vistas panorámicas desde el Santuario de Oro, pasando por la rica gastronomía y la ancestral tradición alfarera, cada momento del día había sido especial a su manera.
El Gorbeia Instameet #BiziGorbeia 2019 no solo fue una oportunidad para mejorar nuestras habilidades fotográficas, sino también para forjar nuevas amistades y descubrir los tesoros ocultos de este maravilloso rincón de Euskadi. Nos fuimos a casa con las tarjetas de memoria llenas de fotos, el corazón rebosante de experiencias y la certeza de haber vivido algo único.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar el Parque Natural de Gorbeia, no lo dudes ni un segundo. Te espera un mundo de belleza natural, historia rica y experiencias inolvidables. Y quién sabe, tal vez nos encontremos en el próximo Instameet, compartiendo la pasión por la fotografía y la naturaleza en estado puro.
Desde aquí, no puedo más que dar las gracias a Gorbeia Euskadi por organizar este evento y por permitirnos descubrir de una forma tan especial los secretos de este paraíso natural. ¡Hasta la próxima aventura!
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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